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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

La Veguilla

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En el trancurso de los siglos, ha llevado a miles de personas hasta los propios confines de un mundo distinto, del cual vuelven a la rutina con renovada fortaleza y decisión...
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En nuestros días, se ha extendido la opinión de que el mundo de mañana debería ser muy diferente del mundo de hoy. Se considera que la meditación es el preludio de la deseada transformación, una manera de prepararse para ella, de tranformar nuestra existencia y, por ende, transformar el mundo.
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La meditación no es una panacea. Sin embargo, bien epleada, puede devolvernos el país maravilloso que existe en nuestra mente: esa felicidad de que los niños gozan cuando sueñan despiertos a la sombra de un manzano; el gozo de los sabios para quienes la sabiduría es "la perla de más bello oriente"...
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En el trancurso de los siglos, ha llevado a miles de personas hasta los propios confines de un mundo distinto, del cual vuelven a la rutina con renovada fortaleza y decisión...
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Cuando la meditación nos lleva al borde de este mundo se hermana con la oración. Nos lleva a creer que el reino celestial está realmente en nosotros y que existe una relación entre nuestra mente y la fuerza que rige el universo...
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La meditación no es una panacea. Sin embargo, bien epleada, puede devolvernos el país maravilloso que existe en nuestra mente: esa felicidad de que los niños gozan cuando sueñan despiertos a la sombra de un manzano; el gozo de los sabios para quienes la sabiduría es "la perla de más bello oriente"...
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Sabemos, como dijo Claudio Naranjo, que somos "parte del cosmos, marea del océano de la vida, eslabones de una cadena de procesos que ni empiezan ni concluyen en los límites de nuestra piel". De una manera u otra, pasamos la vida tratando de desenredar la maraña de ese parentesco que nos une a todos los seres vivos, y a Dios...
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Cuando la meditación nos lleva al borde de este mundo se hermana con la oración. Nos lleva a creer que el reino celestial está realmente en nosotros y que existe una relación entre nuestra mente y la fuerza que rige el universo...
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Y así como la meditación puede despertar nuestra conciencia del mundo que nos rodea, un paso más bastará para que nos lleve a la frontera de ese mundo invisible que nos persigue como el perfume de una rosa invisible...
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Sabemos, como dijo Claudio Naranjo, que somos "parte del cosmos, marea del océano de la vida, eslabones de una cadena de procesos que ni empiezan ni concluyen en los límites de nuestra piel". De una manera u otra, pasamos la vida tratando de desenredar la maraña de ese parentesco que nos une a todos los seres vivos, y a Dios...
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EL INFINITO.
El producto final de la meditación es una creciente consciencia de nosotros mismos y de nuestros semejantes; y también del vibrante universo que nos rodea. Si pensamos larga y amorosamente en el mundo, acabaremos por sumergirnos en él, por percibirlo, por sentirlo, hasta que las mismas piedras nos parezcan colmadas de vida. Encontraremos que todo tiene un significado: la semilla que cae en el surco, la corteza del árbol, el concierto de los grillos...
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Y así como la meditación puede despertar nuestra conciencia del mundo que nos rodea, un paso más bastará para que nos lleve a la frontera de ese mundo invisible que nos persigue como el perfume de una rosa invisible...
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Y es muy cierto que, cuando aflora, nuestro verdadero yo parece ser naturalmente alegre. Plotino, un filósofo de la antigüedad, escribió al respecto:

"Hay siempre en el alma humana una luminosidad sin sombra alguna, como la luz de una linterna que brilla en medio de la tempestad"...
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EL INFINITO.
El producto final de la meditación es una creciente consciencia de nosotros mismos y de nuestros semejantes; y también del vibrante universo que nos rodea. Si pensamos larga y amorosamente en el mundo, acabaremos por sumergirnos en él, por percibirlo, por sentirlo, hasta que las mismas piedras nos parezcan colmadas de vida. Encontraremos que todo tiene un significado: la semilla que cae en el surco, la corteza del árbol, el concierto de los grillos...
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LA ALEGRÍA.
Cuanto más ahondamos en nuestro propio yo, más nos acercamos a uno de los mayores dones que puede otorgar la meditación: la alegría. "No meditamos para retirarnos" -me dijo un instructor amigo-, "sino para gozar de la vida"...
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Y es muy cierto que, cuando aflora, nuestro verdadero yo parece ser naturalmente alegre. Plotino, un filósofo de la antigüedad, escribió al respecto:

"Hay siempre en el alma humana una luminosidad sin sombra alguna, como la luz de una linterna que brilla en medio de la tempestad"...
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Incluso se ha dicho que la meditación solitaria nos ayuda a comprendernos. Dicho sencillamente, cuando nos conocemos a nosostros mismos, conocemos a los demás. "No es la isla desierta ni la montaña inhóspita lo que nos separa de las personas que amamos" -dice la autora de "Regalo del mar". "Es la selva de nuestra mente, el desierto del corazón por los que nos aventuramos y donde nos extraviamos...
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LA ALEGRÍA.
Cuanto más ahondamos en nuestro propio yo, más nos acercamos a uno de los mayores dones que puede otorgar la meditación: la alegría. "No meditamos para retirarnos" -me dijo un instructor amigo-, "sino para gozar de la vida"...
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Los que practican la meditación colectiva se percatan -según explican-, de su semejanza con otras personas, de nuestra humana naturaleza. "En verdad -dicen-, somos como antorchas encendidas para iluminar a los otros, y basta encender una para que las otras se prendan". Cierto psiquiatra me dio una explicación inolvidable de este fenómeno: "Cuanta mayor profundidad alcanzamos", -me dijo-, "más cerca estamos unos de otros"...
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Incluso se ha dicho que la meditación solitaria nos ayuda a comprendernos. Dicho sencillamente, cuando nos conocemos a nosostros mismos, conocemos a los demás. "No es la isla desierta ni la montaña inhóspita lo que nos separa de las personas que amamos" -dice la autora de "Regalo del mar". "Es la selva de nuestra mente, el desierto del corazón por los que nos aventuramos y donde nos extraviamos...
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Uno de los descubrimientos que realizan quienes practican la meditación es que se pasan la vida cambiando, y que seguirán cambiando.

Se dice que esa corriente de conciencia que fluye por nuestra mente baña también otras mentes, de manera que, volviendo la mirada a nuestro interior, podemos hallar mucho que es universal, un sinfín de cosas que nos unen a los demás. El reconocimiento de este hecho impulsa a algunas personas a practicar la meditación colesctiva...
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Los que practican la meditación colectiva se percatan -según explican-, de su semejanza con otras personas, de nuestra humana naturaleza. "En verdad -dicen-, somos como antorchas encendidas para iluminar a los otros, y basta encender una para que las otras se prendan". Cierto psiquiatra me dio una explicación inolvidable de este fenómeno: "Cuanta mayor profundidad alcanzamos", -me dijo-, "más cerca estamos unos de otros"...
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También se dice que la meditación sirve para volver a descubrir nuestros recuerdos, nuestros sueños perdidos, las experiencias que han hecho de nosotros lo que somos; que si meditamos con suficiente frecuencia, inevitablemente recuperaremos estos detalles olvidados. "No es sólo que lo haya recordado", comentaba cierta persona, después de una intensa sesión. "Estaba allí de nuevo; volví a ser un niño pequeño, escuché la caja de música, me senté a la mesa con el resto de la familia y comí tarta ... (ver texto completo)
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Uno de los descubrimientos que realizan quienes practican la meditación es que se pasan la vida cambiando, y que seguirán cambiando.

Se dice que esa corriente de conciencia que fluye por nuestra mente baña también otras mentes, de manera que, volviendo la mirada a nuestro interior, podemos hallar mucho que es universal, un sinfín de cosas que nos unen a los demás. El reconocimiento de este hecho impulsa a algunas personas a practicar la meditación colesctiva...
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Dicen los entendidos que, las personas que han dominado ya el arte de la meditación, adquieren tal sensibilidad en lo que se refiere a su organismo y a sus signos vitales, que pueden incluso aprender a controlar la respiración y los latidos del corazón. Incluso vosotros y yo, sentados en un sitio tranquilo, solos, dedicados a la contemplación, podemos desarrollar un nuevo y más agudo sentido de nuestro cuerpo mediante expedientes tan simples como fijarnos en el aire cuando éste nos azota el ... (ver texto completo)
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También se dice que la meditación sirve para volver a descubrir nuestros recuerdos, nuestros sueños perdidos, las experiencias que han hecho de nosotros lo que somos; que si meditamos con suficiente frecuencia, inevitablemente recuperaremos estos detalles olvidados. "No es sólo que lo haya recordado", comentaba cierta persona, después de una intensa sesión. "Estaba allí de nuevo; volví a ser un niño pequeño, escuché la caja de música, me senté a la mesa con el resto de la familia y comí tarta ... (ver texto completo)
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Cuando somos niños, nuestro cuerpo es nosotros mismos. Sin embargo, con el paso de los años, nuestro cuerpo y nuestra mente se dividen y se vuelven dos extraños. Es con la meditación con la que podemos reunirlos de nuevo...
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Dicen los entendidos que, las personas que han dominado ya el arte de la meditación, adquieren tal sensibilidad en lo que se refiere a su organismo y a sus signos vitales, que pueden incluso aprender a controlar la respiración y los latidos del corazón. Incluso vosotros y yo, sentados en un sitio tranquilo, solos, dedicados a la contemplación, podemos desarrollar un nuevo y más agudo sentido de nuestro cuerpo mediante expedientes tan simples como fijarnos en el aire cuando éste nos azota el ... (ver texto completo)
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La solución de nuestros problemas es apenas el jardín de infancia de la meditación. Su práctica puede ser también el camino que nos lleve al descubrimiento de nuestro propio yo. Después de todo, no podemos permanecer sentados, en completo silencio, sin aprender algo acerca de nuestro organismo...
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Cuando somos niños, nuestro cuerpo es nosotros mismos. Sin embargo, con el paso de los años, nuestro cuerpo y nuestra mente se dividen y se vuelven dos extraños. Es con la meditación con la que podemos reunirlos de nuevo...