Siempre el mismo tema
La rabia crece en su corazones. El mismo Sanedrín ha determinado que se le mate, pero Jesús actúa con impunidad en el Templo. Es más actúa haciendo y deshaciendo, enseñando y corrigiendo abusos. Parece que les provoca. Y ellos no pueden aguantar. Por eso con irritación se enfrentan con Jesús sin atender a sutilezas, a gritos: "Y mientras paseaba por el Templo, se le acercan los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dicen: ¿Con qué potestad haces tales cosas?, o ¿quién te ha dado tal potestad para hacerlas?". Siempre es el mismo tema: ¿quién eres?, como si no lo hubiese dejado claro muchas veces allí mismo. Pero no quieren aceptarlo, ninguna razón les moverá de su incredulidad. Por eso Jesús les contestó de un modo sorprendente: "Yo también os haré una pregunta, respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del Cielo o de los hombres?. Y deliberaban entre sí diciendo: Si decimos que del Cielo, dirá: ¿por qué, pues, no creísteis? Pero ¿vamos a decir que de los hombres? Temían a la gente; pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y contestaron a Jesús: No lo sabemos. Entonces Jesús les dice: Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas" (Mc).
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