Hombres y mujeres: obreros todos, abiertos a peñas y alegrías en los tajos; portadores de atadas de tristezas, quisiera hoy alejarme de tantos nortes helados que os soplaron y y os arrastran cada día. Voy a detenerme hoy, en vuestro sudor abundante y transparente, acusando, a quienes lo mancillan, a quienes se apropian de tu semilla, propiciando, mil males desde lo antiguo. Hoy voy a nombrar, aquellos, y los modernos "señores", chupeteros de sudores, galopantes al peldaño de la astucia, pisoteando tus lágrimas.
Voy a recorrerme la mil ruinas del ayer, para mostraros, esos guantes blancos por fuera y sucios por dentro... que os tiranizan. ¿Como nombrarles? hacedlo vosotros mismos: os sobrarán palabras, cuando os mencione, miles de muertos en los andamios, en las minas y en todos los tajos.
Hoy voy a nombrar ese brillante racimo de hombres y mujeres, reclamando, nos mas vuelo de buitres sobre sus cuerpos sudorosos... por (casi siempre) un misero salario.
No puedo callarme en este trodo de la tarde, sin abrir la ventana de mi recuerdo, y acusar a quienes propician que aún existan exclavos...
Hoy voy a recorrer las calles de lejanas madrugadas en el frío, para detenerme en el frío, de el hombre que tirita, de su voz y de su alma pisoteada... y acuso: acuso a los poderosos. A quienes otorgando mi confianza, me decepcionan día a día, con promesas incumplidas. Hoy voy a acusar, al que, se ensucia la manos amasando fortunas, y a ojos de la sociedad, las pretende limpias.
Hoy quisiera ir con mis quejas, por la huella que deja huella. por la voz no escuchada. Por el azote glacial de la cínica sonrisa, que no se detiene en la boca, suplicante y derramada.
Hoy voy a detenerme en todos aquellos que propician la angustia de el obrero en paro, enterrando con cruel ironía su voz, con discursos, que hieren los oídos y no colman los estómagos.
Hoy pediría rezos, positivos, hechos y no ese palabrerío altisonante, desde la cómoda poltrona, desde la mesa repleta.
LIBERTAD.
Voy a recorrerme la mil ruinas del ayer, para mostraros, esos guantes blancos por fuera y sucios por dentro... que os tiranizan. ¿Como nombrarles? hacedlo vosotros mismos: os sobrarán palabras, cuando os mencione, miles de muertos en los andamios, en las minas y en todos los tajos.
Hoy voy a nombrar ese brillante racimo de hombres y mujeres, reclamando, nos mas vuelo de buitres sobre sus cuerpos sudorosos... por (casi siempre) un misero salario.
No puedo callarme en este trodo de la tarde, sin abrir la ventana de mi recuerdo, y acusar a quienes propician que aún existan exclavos...
Hoy voy a recorrer las calles de lejanas madrugadas en el frío, para detenerme en el frío, de el hombre que tirita, de su voz y de su alma pisoteada... y acuso: acuso a los poderosos. A quienes otorgando mi confianza, me decepcionan día a día, con promesas incumplidas. Hoy voy a acusar, al que, se ensucia la manos amasando fortunas, y a ojos de la sociedad, las pretende limpias.
Hoy quisiera ir con mis quejas, por la huella que deja huella. por la voz no escuchada. Por el azote glacial de la cínica sonrisa, que no se detiene en la boca, suplicante y derramada.
Hoy voy a detenerme en todos aquellos que propician la angustia de el obrero en paro, enterrando con cruel ironía su voz, con discursos, que hieren los oídos y no colman los estómagos.
Hoy pediría rezos, positivos, hechos y no ese palabrerío altisonante, desde la cómoda poltrona, desde la mesa repleta.
LIBERTAD.
