A Pepi Vozmediano. (que seguro lo ha vivido)
-Está atardeciendo, aguantamos lo máximo en el campo de futbol, pero de repente, he sentido mucho frío.
(Otra vez me refugio en los recuerdos, y vuelvo a esas tardes, ya muy lejanas, tardes de invierno; con la mente estoy en mi casa, la casa de mis padres, la que siempre será mi casa). Entro por la puerta falsa, subo como una "exhalación" y me meto debajo de la mesa, de la mesa camilla y pienso: -que bien se está aquí. En este pequeño espacio hemos jugado a grandes cosas, e incluso hemos llegado a estar debajo de esa "falda" un ejercito (cinco hermanos). Si no hubiera sido porque mi madre ha ido a "remover" el brasero aún estaría ahí debajo, hipnotizado con las ascuas o brasas, imaginando historias. Mi padre ha sustituido las patas de la mesa, que eran de maderas por otras de hierro y ha incorporado una tarima de metal, tocar las patas alivia mis manos heladas.
-Sal de ahí que te atizo (dice mi madre); me siento y me relio con la falda de la mesa, a mi lado mis hermanos tiran para sí y mi madre nos dá un coscorron a todos diciendonos: - Os quereis estar quietos?. (Que acogedor era aquel calor que emanaba y arropaba a los que nos sentabamos a su alrededor). Nos pone la cena, sopa de cocido con fideos (que nos sabe a gloria), la acompañamos con nuestros famosos "barquitos" (trozos de pan del día anterior) y unas croquetas, despues un poco de tele (El hombre y la tierra, o "Los hombres de Harrison", o "Starki y Hart", al poco y uno a uno vamos cayendo y mi padre o mi madre nos van llevando a la cama, rendidos y casi si voz decimos hasta mañana mama, hasta mañana.
P. d. Se puede tener mejor cena, pero no mejor compañia.
-Está atardeciendo, aguantamos lo máximo en el campo de futbol, pero de repente, he sentido mucho frío.
(Otra vez me refugio en los recuerdos, y vuelvo a esas tardes, ya muy lejanas, tardes de invierno; con la mente estoy en mi casa, la casa de mis padres, la que siempre será mi casa). Entro por la puerta falsa, subo como una "exhalación" y me meto debajo de la mesa, de la mesa camilla y pienso: -que bien se está aquí. En este pequeño espacio hemos jugado a grandes cosas, e incluso hemos llegado a estar debajo de esa "falda" un ejercito (cinco hermanos). Si no hubiera sido porque mi madre ha ido a "remover" el brasero aún estaría ahí debajo, hipnotizado con las ascuas o brasas, imaginando historias. Mi padre ha sustituido las patas de la mesa, que eran de maderas por otras de hierro y ha incorporado una tarima de metal, tocar las patas alivia mis manos heladas.
-Sal de ahí que te atizo (dice mi madre); me siento y me relio con la falda de la mesa, a mi lado mis hermanos tiran para sí y mi madre nos dá un coscorron a todos diciendonos: - Os quereis estar quietos?. (Que acogedor era aquel calor que emanaba y arropaba a los que nos sentabamos a su alrededor). Nos pone la cena, sopa de cocido con fideos (que nos sabe a gloria), la acompañamos con nuestros famosos "barquitos" (trozos de pan del día anterior) y unas croquetas, despues un poco de tele (El hombre y la tierra, o "Los hombres de Harrison", o "Starki y Hart", al poco y uno a uno vamos cayendo y mi padre o mi madre nos van llevando a la cama, rendidos y casi si voz decimos hasta mañana mama, hasta mañana.
P. d. Se puede tener mejor cena, pero no mejor compañia.
