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MINA DIOGENES: Efectivamente, Mª. José, no he querido poner su nombre...

Manola Vinagre, nos tendremos que poner las pilas y contar algunas maldades de las que hacíamos de pequeñas, ya que los jovenes vienen atacando. El otro día con las hermanas Custodio, recordabamos como en la calle jardines no había ni una largatija con rabo. Se los cortábamos, los metiamos en una lata y con un trocito de carburo y con agua (creo) se montaba la fiesta de la espuma! Pero es que contigo Manola era peor, ya que las pinchabamos con un alambre y las llevábamos cual pincho moruno... al pensarlo ahora pienso que yo aqui era mera observadora de estos hechos tan crueles..
A ver quien se acuerda cuando fueron un año un equipo de arqueólogos y nosotros nos pasabamos las horas muertas mirando como trabajaban.
Ahora te toca a ti: CUENTA LO DE LOS ENANITOS Y LO DE LOS HUEVOS!:)
Besitos a toda tu familia. Tere.

Esto me recuerda otra de las barbaridades que haciamos de pequeñas. Me acuerdo de la hija de Ransei (creo que se llamaba así), un día cogío una lupa que tenía su padre y no se ocurrió otra cosa que irse por detrás del basurero, ¿os acordaís donde estaba?, detrás de la fonda, bueno pues con la lupa la ponía a la entrada de los hormigueros y con el sol reflejando en ella, quemaba a todas las hormigas que iban salidendo. ¡Menuda idea!.

Mª Merce, ¿te refieres a Mª José? No se andaba con chiquitas con las hormigas.

Efectivamente, Mª. José, no he querido poner su nombre porque no estaba segura, pero sí, era ella. Menudo bicho, y que conste que yo me enfadé con ella.