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ZURITA DE PIELAGOS: En aquellos días del siglo pasado, años 50 al 60, la...

En aquellos días del siglo pasado, años 50 al 60, la vida y quehaceres en Zurita, tenían su tiempo, que no era marcado por el reloj, sinó, a golpe de TREN es decir, el TREN máquina de vapor (a base de carbón y leña) que arrastraba penosamente tantos vagones cómo su fuerza le permitía, porque en dirección Renedo-Torrelavega el trayecto era mas costoso, y el viaje mas lento, con aquel CHACA-CHACA más fuerte, y el humo más denso debido al esfuerzo, pero ESE CHACA-CHACA, y algún silbido obligatorio, se escuchaba en todo el pueblo, bueno menos en San Julián supongo, era la señal horaria para muchos hogares, y vecinos que en plena faena andaban por los prados; y así, dependiendo del tipo de tren y su carga, eran bautizados como: "el expreso" "el mercancías" "el correo" y el "trenuco", que yo recuerde, y con el paso de cada uno tocaba hacer una labor ú otra, así cuando pasaba "el trenuco", sobre las 5 de la tarde, es hora de ordeñar y rápido llevar la leche al depósito, (puestos de recogida) y ojo con echarle agua, tentación que casi todos los mortales teníamos, e incluso se llegó a creer que algunos echaban orines de la propia vaca pues decían, que en la muestra que por sorpresa venía a recoger el "inspector", ésta no se detectaba. Además de leche, los zuritanos vendían becerros, vacas "telgas", algún burro, y una novilla de vez en cuando, en la feria de Torrelavega, (la más grande de España en vacuno), siendo el viaje, muchas veces andando, pues los medios de transporte eran escasos: Camión de Gerardo, padrino mío de pila camión del Moreno, que fué de los pioneros en la carretera con su gasógeno a base de carbón y leña al principio. Estas ventas de ganado, siempre eran labores de hombre, en cambio, las mujeres de Zurita también vendían sus productos en el mercado de los Jueves y solían ser, 2 gallinas que no ponen, un pollo de "la pata gorda", un gallo que se escapa mucho por la finca, una docenuca de huevos, una pareja de conejos, ó tres kgs. de alubias antes que se "agorgogen", pues bién para vender ésto en el mercado de Torrelavega, se debía pagar "el punto" un impuesto del Ayuntamiento, que era recaudado "in situ" por un competente fiscal que llamaban "Colasuco" creo, que en su afán recaudador, no perdonaba a ninguna, siendo muy odiado por ellas, pues las perseguía de esquina a esquina cuando se cambiaban de puesto para esquibarle. Al final de una mañana tan dura, algunas de ellas, (madres ó abuelas nuestras), debían regresar a casa, caminando por la vía, (era mejor que la carretera y mas recto), aunque las más pudientes solían hacerlo montadas en su burra, animal humilde y servicial que abundaba en los pueblos, pero éste pollino era enemigo del baño de agua (le gustaba el de arena), y por eso núnca quería saltar regatos ni cruzar riachuélos allí donde se le aparecieran, haciendo caer al suelo a más de una "amazona", si ésta le presionaba demasiado para que lo cruzase. Por eso, los pocos que pasaban regatos eran muy valorados.... y valor había que tener, cuando llegaban aquellas tormentas en cualquier estación del año, cargadas de rayos y centellas que arreciaban sobre las viejas casas de nuestros mayores, en las que casi siempre había abundantes goteras (algunas ya famosas en la casa), y que nosotros los chavales debíamos recolectar rápidamente poniendo cuanta cazuela, lata ó cacharro habia en la casa, dependiendo del número de orificios entre las tejas; además para aplacar la ira de aquél cielo, que nos enviaba aquella andanada de truenos y fogonazos, nuestras mamás y abuelas, se apresuraban a echar al fuego de la cocina, benditas hojas de laurel, que según no sé (que biblia), calmaba todo ese pandemonium allá arriba; para colmo había en nuestras casas, algunas cocinas (siempre de carbón y leña), pues el butano aún no había cruzado el mar, cocinas digo, que eran gran penitencia para alguna sufrida ama de casa, porque en el proceso del encendido tenía tan "mal tiro" que hacía mas humo que el tren, y esto era bueno para los chorizos, pero nó para quién los hacía, y se hacían muchos pues en cada casa se criaba un "chon", y en algunas dos. La matanza creo que era por Diciembre, y yo cómo niño entonces, junto con hermanos y vecinitos, veíamos ésto como un drama, escondidos detrás de algo, sin evitar oír los gruñidos de muerte que daba el condenado, que eran espeluznantes y prolongados. Depués de muerto el suido, tocaba limpiar antes de abrir y para eso se cubría con elechos secos, dándole fuego para quemar sus cabellos. Tarea ingrata que conllevaba la matanza, era limpiar las tripas, pues no se había inventado el "grifo" en Zurita, y las mujeres principalmente eran las que cargaban con esa tarea, a base de agua super fría y a veces lejos de la casa, pero aportaban así el envase natural para hacer el embutido de chorizos y morcillas, que luego colgados de palos, cuerdas, ventanas, y hasta de las lámparas (me decían de pequeño mis tíos de La Llana), se dejaban "curar" y ver.... por los allegados que nos visitaban; también mis tíos nos contaban de broma (que nosotros creíamos entonces), que la abuela hacía tantas "torrejas" en Navidad, que llenaba hasta el cubo de ordeñar, y con tanto almíbar que se desbordaba cayendo escaleras abajo, ésto en la casona de La Llana que me gustaba mucho visitar, y de paso como hacíamos el viaje caminando por la vía, aprovechábamos para poner alguna "perragorda" sobre los raíles del tren, que esperábamos ver pasar, para luego recogerlas convertidas casi en hojas de afeitar, ¡jolín! ¡me cagüen diez! ¿cuánto pesará ese monstruo?...... Pues seguramente menos, que la multa que me pusieron a mí, con 10-12 años, un verano que fuimos a la playa de Somo un grupo de chavales y chavalas, lancha incluida, y pasó que después del primer chapuzón, algunos fuímos a tomar refresco a un chiringuito en el borde de la playa, y claro estábamos en bañador, cuando de repente nos dice el Kiosquero ¡que viene la guardia civil! y eso era ver al lobo, ¡tenéis que salir corriendo! ¡no se puede estar aquí en bañador!, por lo que las chicas y algún "gallina" salieron disparados, pero unos pocos valientes nos quedamos, A VER QUE PASA.... y pasó que llegaron los tricornios, pidieron D. N. I., echaron bronca, escribieron algo y......... como a los 15 días estando yo sólo en casa (menos mal) llega el alguacil de Renedo, con mi nombre en la boca y una MULTA en la mano, cuyo texto decía: Por infringir el Artículo nº tal, contra Inmoralidad en las playas, 150 pts. Rápido pagué, eternamente callé, confesé arrepentido y hasta la fecha nadie lo ha sabido. por eso decían los padres: tienen que andar "derechos como una vela", pero hoy creo que...... ni tan calvo ni con dos pelúcas, ¿ó nó?. Gracias a todos por dejarme expresar