OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

VOZPORNOCHE: La noche estaba fria, totalmente estrellada y la luna...

La noche estaba fria, totalmente estrellada y la luna llena resplandecia con toda su fuerza a un palmo del horizonte, todo estaba en silencio, tan soño se oia el zumbido de las pequeñas olas que rompian contra la borda. Allí estaba yo, con los codos reposaos en la barandilla del barco, hechándome un pitillo antes de irme a dormir, tras haber acabado mi guardia. De mi boca salia un estampido de humo del cigallillo, mezclado con el vapor que aquella fria noche hacia salir por la boca.
Tan solo me quedaban seis horas para poder dormir, pero el recuerdo de Mari Carmen se apelotonaba en mi mente, sacando de mi pensamiento cualquier otra cosa que incluso tuviese más importancia en ese momento.
Tan solo hace unas horas que la habia dejado en la bocana del puerto, no la perdí de vista hasta que la inmensidad del mar fue poco a poco alejando su silueta esbelta, delgada, con su melena totalmete a espensas del viento, ella tampoco dejo de despedirle con el brazo en alto y la mano continuamente girando de izquierda a derecha.
Mi mente solo estaba ocupada en aquella noche pasada, ambos sentados en la fina arena de la playa, y como unica compañia que rompiera aquel penetrante silencio de un par de gabiotas que reboloteaban a escasos dos metros por encima de nuestras cabezas. Allí sentados con la mirada perdida en las pequeñas olas que sucumbian al llegar a la playa y que en su retirada chocaban casi sin ganas y con miedo ha hacer ruido contra la siguiente ola que se hacercaba a la playa. Nustro silencio estaba justificado, en apenas unas horas tenia que partir a otros lugares. Ya estábamos acostumbrados a las ausencias pero nunca estas habian sido tan largas como la que se iniciaba, dos meses de maniobras, de viajes a un lado y a otro, de recorrer la costa de Marruecos escoltando los barcos de pesca para que no sufran la persecución y el ametrallamiento de las tropas Marroquís. No me hacia ninguna ilusión esta vez el ausentarme tanto tiempo, en otras ocasiones un viaje a Canarias era motivo de fiesta y disfrute, esta vez era diferente. LLebábamos mas de seis meses viviendo juntos, durmiendo juntos, comiendo juntos, disfrutando juntos y de pronto nos veiamos obligados a esta separación injusta.
Alli estabámos en la playa, solos, acompañados por dos gabiotas y el sonido de las pequeñas olas rompiendo en la playa. Nos miramos... no teniamos que decirnos nada... con la mirada cruzada, entrelazada, ya sabiamos lo que cada uno nos queriamos decir... Nos vesamos... nos dejamos caer en la fina arena... rodamos como un solo cuerpo... y sin darnos casí cuenta nos hicimos el amor apasionadamente. nuestros cuerpos se estremecieron, se juntaron, se acurrucaron.
Apenas uvimos acabado nuestra muestra de amor Mari Carmen no pudo reprimir más su sentimiento y se hechó a llorar sobre mi hombro. Viendo aquellos llantos se me puso un nudo en la gargánta que no me dejaba articular palabra, tan solo podia secar sus lágrimas con mi dedo y vesar aquellos lavios tan dulces y carnosos. No dormimos en toda la noche, tan pronto regresamos a casa, apenas si me dio tiempo de darme una ducha, preparar el petate y salir ambos rumbo al embarcadero. Antes de subir aquella estrecha pasarela que nos separaria por un largo tiempo, nuestros cuerpos se fundieron en un largo abrazo y una tandanada de vesos, hasta que la sirena vino a sonar para dar por finalizadas las despedidas familiares. Tras subir la pasarela, saludar a la bandera, no me atreví a meterme en el interior, no podia dejar sola allí a mi gran amor, asique no me retiré hasta que el ancho mar cada vez iva haciendo mas y mas pequña aquella hermosa figura agitando la mano de lado a lado..........

Acabé aquel pitillo, que ya se habia consumido practicamente hasta la boquilla, lo arroge al mar... Mire a la luna...
"Hasta mañana mi amor", y tras abrir la puerta estanca puse rumbo a mi catre.