Monumento a la quesera, SANTANDER
Travesía de San Matías
MONUMENTO A LA QUESERA. Ubicada en la plaza de la Esperanza en Santander (Cantabria).
Escultura en bronce con base de acero en recuerdo de las queseras que se desplazaban desde la región a la capital para vender sus productos.
Obra del escultor Carlos Albert (Madrid, 1978).
Escultura homenaje a La Quesera en Santander situada en una esquina de la Plaza de la Esperanza con la Calle de Los Escalantes junto al Mercado de la Esperanza, que representa a una mujer vendiendo quesos colocados sobre una columna, del escultor Carlos Albert, inagurada el 13 de abril del 2008.
Inaugurado en 2008.
El verdadero origen del queso es un misterio que se remonta en el tiempo y cada lugar suele tener una tradición propia.
El cuarto estómago de los rumiantes, el cuajo, contiene un líquido del mismo nombre capaz de coagular la leche ingerida.
El descubrimiento de este proceso lo sitúa la leyenda alrededor del 3000 antes de Cristo. Así se cuenta que un anciano pastor de un país oriental mató una oveja para comer su carne, de regreso a casa guardó su leche en el estómago del animal y al llegar, para su sorpresa, observó que había cuajado.
MONUMENTO A LA QUESERA. Ubicada en la plaza de la Esperanza en Santander (Cantabria).
Escultura en bronce con base de acero en recuerdo de las queseras que se desplazaban desde la región a la capital para vender sus productos.
Obra del escultor Carlos Albert (Madrid, 1978).
Escultura homenaje a La Quesera en Santander situada en una esquina de la Plaza de la Esperanza con la Calle de Los Escalantes junto al Mercado de la Esperanza, que representa a una mujer vendiendo quesos colocados sobre una columna, del escultor Carlos Albert, inagurada el 13 de abril del 2008.
Inaugurado en 2008.
El verdadero origen del queso es un misterio que se remonta en el tiempo y cada lugar suele tener una tradición propia.
El cuarto estómago de los rumiantes, el cuajo, contiene un líquido del mismo nombre capaz de coagular la leche ingerida.
El descubrimiento de este proceso lo sitúa la leyenda alrededor del 3000 antes de Cristo. Así se cuenta que un anciano pastor de un país oriental mató una oveja para comer su carne, de regreso a casa guardó su leche en el estómago del animal y al llegar, para su sorpresa, observó que había cuajado.