Saludos a todos: Hola Pablo me agrada, ver la cantidad de recuerdos agradables que tienes de Trascastro, yo todo lo que tú cuentas me suena de oidas, lo del chapón, el nombre del perro "Ron etc.
Mi nombre es Maribel desciendo de casa Tomasón y soy hija de Julio, el cual le conté de tu comentario del foro y solo con decirle Pablo ya supo quien eras, el hijo de "Cuellas" dijo, hace mucho que no viene por aquí.
Te animo Pablo que cuando vengas avises y te hagan unas "papas" ¡vale! solo para recordar.
Lamento decirte que Celestino, ya falleció hace 2 años, yo también lo recuerdo mucho montando el caballo para llevar las vacas al prado.
Espero Pablo que vengas pronto, a dar un paseo por Trascastro y beber agua de la fuente de arriba.
Un saludo.
Mi nombre es Maribel desciendo de casa Tomasón y soy hija de Julio, el cual le conté de tu comentario del foro y solo con decirle Pablo ya supo quien eras, el hijo de "Cuellas" dijo, hace mucho que no viene por aquí.
Te animo Pablo que cuando vengas avises y te hagan unas "papas" ¡vale! solo para recordar.
Lamento decirte que Celestino, ya falleció hace 2 años, yo también lo recuerdo mucho montando el caballo para llevar las vacas al prado.
Espero Pablo que vengas pronto, a dar un paseo por Trascastro y beber agua de la fuente de arriba.
Un saludo.
Querida Maribel: También de tu casa tengo grandísimos recuerdos, de tu gran padre, gran amigo del mío, con quien subió al Cuetu d´Arbas y de quien conservamos ambos una foto (de las pequeñas). De tus primos: José Manuel y Paquito. De tu tía Mº Luisa, con quien compartí grandes ratos en Trascastro, de pequeño y ya hace unos años en Madrid. De tu tío Paco ¿está casado?. Que luna de miel nos pasamos Mª. Carmen, mi mujer, y yo con él. Nos llevó por todo Madrid. De tu tía Consuelo y su marido, Atilano, el de Brañas, también pasamos un día de boda en Valladolid y otro en Guadalajara muy ameno, en las bodas de los hijos de mi prima Bienbe y Patricio, primo de Constante y de tu Tío Atilano.
Pero de tu casa me acuerdo de las primeras Madreñes que yo gasté, las hizo tu abuelo el Sr. Paco, recuerdo áun sus caras: Las de tu abuelo y las de tu abuela (no sé, creo se llamaba la Sra. Rosario. Tu tío Pepe también me hizo alguna.
Mis primeros pasos, de pie, los dí en el Portal de morodo, entre la Sra. Adela, la Sra. Pepina y el sr. Juan Feito, entre sus piernas y la silla en la que no se podía mover la Sra. Pepina.
Tu padre te podrá contar, la historia de la muerte de los dos niños: Fortunato (de Valiente y Carola y el otro era hijo de Jerónimo el padre de Sabina), pero no recuerdo su nombre. Tu tia Mª. luisa vino a llamar a mi padre que con un hacha fue quien les soltó del cable del transformador. Tu tía hablo muy tarde y ya con sus 4 años (mas o menos), decía: Sr. Maleto, Sr. Maleto, tiene que venir que.....
Tengo el recuerdo de tu casa tal y como era hace 58 años, así como las de Francisquín, Morodo, El Puerro (y de su cuarto de la desnatadora y la fuente en el huerto), Arias, Calecha, Moirazo.
Dile a tu padre si se acuerda de la mordedura del Oso a una oveja que teníamos nosotros en casa del Puerro, luego murió la pobre. Las patatas que nosotros comíamos eran de vuestra finca de Chungares, al lado del Prado.
En invierno, nos tirábamos con un costero de carro, montados 6 0 7, desde la Bolera o desde Santa Isabel prao abajo, para topar con la valla de piedra y saltar casi todos al camino encima de la nieve. Alguno con zapatillas porque se escapaba ya que Dña. Florinda no le dejaba. Luego las secábamos en casa de Marcos, ya que ellos tenían lumbre se suelo. La huerta era también vuestra, debajo de la de Juán de Antonón. ¿Cuanta gente falta ya verdad?.
Maribel, iré a veros a todos, mi vida no tendría valor sin los gratos recuerdos de ese Pueblín, sin las enseñanzas que me dieron tantas gentes y familias de ese hermoso pueblo. Gracias a todos por haberme dado tanto. Hoy me voy a la cama con el ingrato recuerdo de la muerte de Celestino. He estado con Atilano no hace mucho, quizás poco antes de su muerte y luego los acontecimientos de su Obispado, su ida a Ciudad Rodrigo, donde no pude verle en las Edades del Hombre, etc. no me ha comunicado nada. Sin embargo, sigo conservando su bonhomía y sus judiadas con nosotros, ¡Cuanto nos hizo padecer y cuanta felicidad nos hizo pasar y hasta de algún cintazo nos liberó!. Cierto que de buenos teníamos poco, bueno no éramos malos, éramos traviesos como demonios.
Maribel, me voy a la cama, espero que estos recuerdos te ayuden a comprender lo mucho que vale el pueblo que te vió nacer. Las grandes gentes que en él han vivido y que gracias a todas estas enseñanzas, sin escuela, sólo con su ejemplo, seguro que seguirán saliendo más hombres que harán resplandecer su nombre. Muchos besos a todos.
Pero de tu casa me acuerdo de las primeras Madreñes que yo gasté, las hizo tu abuelo el Sr. Paco, recuerdo áun sus caras: Las de tu abuelo y las de tu abuela (no sé, creo se llamaba la Sra. Rosario. Tu tío Pepe también me hizo alguna.
Mis primeros pasos, de pie, los dí en el Portal de morodo, entre la Sra. Adela, la Sra. Pepina y el sr. Juan Feito, entre sus piernas y la silla en la que no se podía mover la Sra. Pepina.
Tu padre te podrá contar, la historia de la muerte de los dos niños: Fortunato (de Valiente y Carola y el otro era hijo de Jerónimo el padre de Sabina), pero no recuerdo su nombre. Tu tia Mª. luisa vino a llamar a mi padre que con un hacha fue quien les soltó del cable del transformador. Tu tía hablo muy tarde y ya con sus 4 años (mas o menos), decía: Sr. Maleto, Sr. Maleto, tiene que venir que.....
Tengo el recuerdo de tu casa tal y como era hace 58 años, así como las de Francisquín, Morodo, El Puerro (y de su cuarto de la desnatadora y la fuente en el huerto), Arias, Calecha, Moirazo.
Dile a tu padre si se acuerda de la mordedura del Oso a una oveja que teníamos nosotros en casa del Puerro, luego murió la pobre. Las patatas que nosotros comíamos eran de vuestra finca de Chungares, al lado del Prado.
En invierno, nos tirábamos con un costero de carro, montados 6 0 7, desde la Bolera o desde Santa Isabel prao abajo, para topar con la valla de piedra y saltar casi todos al camino encima de la nieve. Alguno con zapatillas porque se escapaba ya que Dña. Florinda no le dejaba. Luego las secábamos en casa de Marcos, ya que ellos tenían lumbre se suelo. La huerta era también vuestra, debajo de la de Juán de Antonón. ¿Cuanta gente falta ya verdad?.
Maribel, iré a veros a todos, mi vida no tendría valor sin los gratos recuerdos de ese Pueblín, sin las enseñanzas que me dieron tantas gentes y familias de ese hermoso pueblo. Gracias a todos por haberme dado tanto. Hoy me voy a la cama con el ingrato recuerdo de la muerte de Celestino. He estado con Atilano no hace mucho, quizás poco antes de su muerte y luego los acontecimientos de su Obispado, su ida a Ciudad Rodrigo, donde no pude verle en las Edades del Hombre, etc. no me ha comunicado nada. Sin embargo, sigo conservando su bonhomía y sus judiadas con nosotros, ¡Cuanto nos hizo padecer y cuanta felicidad nos hizo pasar y hasta de algún cintazo nos liberó!. Cierto que de buenos teníamos poco, bueno no éramos malos, éramos traviesos como demonios.
Maribel, me voy a la cama, espero que estos recuerdos te ayuden a comprender lo mucho que vale el pueblo que te vió nacer. Las grandes gentes que en él han vivido y que gracias a todas estas enseñanzas, sin escuela, sólo con su ejemplo, seguro que seguirán saliendo más hombres que harán resplandecer su nombre. Muchos besos a todos.
