En la ruta minera del Cantiquín al Meruxalín, estaba previsto restaurar este histórico
edificio, que nos muestra sus muros derruidos por el tiempo y el olvido. Tal vez algún viejo albañil de la Pola, de esos de cal y canto y paleta catalana, sepan reconstruirlo.
La dignidad con que el edificio lleva la agresión de los elementos es increible; a veces se me ocurriría llevar un amplio toldo y cobijarlo, para que cese el deterioro.
¿Para cuando la reconstrucción?