Desde la
ventana, oteando el horizonte; como si de un vigía marinero se tratara, Toti otea las cercanías de la
casa de aldea. A la menor alarma empieza a ladrar con enfado. hasta que identifica a los caminantes.
Estos perrucos son muy útiles en las
casas de aldea; pues avisan con antelación de la llegada de extraños ó de vecinos.