Un recuerdo para el Hospital de Monte Naranco que tan magnífica labor está haciendo, acogiendo a los enfermos mayores de edad.
El Naranco es nuestra casa, la segunda casa. Y, lo repito, entonces tenía la sensación y la emoción de saber que el Naranco era algo próximo, cuajado de árboles y sombras, con el "plano" y los pinares. El misterio de la montaña. Después pasaron muchas cosas en forma de revoluciones, guerras, urbanizaciones, especulaciones, expropiaciones, y hoy no es que el Naranco haya desaparecido, ni mucho menos, pero es que la disposición urbanística de la ciudad, calificada por el cronista que suscribe de tipo "merluza a la cazuela", porque toda ella se concentra dentro de cuatro paredes, es una disposición urbanística que interfiere la visión del Naranco y en algunos casos lo prohibe de modo total. Desde ciertos ángulos se puede comprobar que el monte Naranco ha desaparecido o, más exactamente, no se ve, pues sigue ahí. Ha desaparecido porque se construyen inmuebles suficientemente altos, inadecuados, aberrantes, capaces de impedirnos su contemplación.
Avello. (Cronista Oficial de Oviedo).
El Naranco es nuestra casa, la segunda casa. Y, lo repito, entonces tenía la sensación y la emoción de saber que el Naranco era algo próximo, cuajado de árboles y sombras, con el "plano" y los pinares. El misterio de la montaña. Después pasaron muchas cosas en forma de revoluciones, guerras, urbanizaciones, especulaciones, expropiaciones, y hoy no es que el Naranco haya desaparecido, ni mucho menos, pero es que la disposición urbanística de la ciudad, calificada por el cronista que suscribe de tipo "merluza a la cazuela", porque toda ella se concentra dentro de cuatro paredes, es una disposición urbanística que interfiere la visión del Naranco y en algunos casos lo prohibe de modo total. Desde ciertos ángulos se puede comprobar que el monte Naranco ha desaparecido o, más exactamente, no se ve, pues sigue ahí. Ha desaparecido porque se construyen inmuebles suficientemente altos, inadecuados, aberrantes, capaces de impedirnos su contemplación.
Avello. (Cronista Oficial de Oviedo).
