Tras cruzar sobre el
puente del Piles, gira el
paseo y me detengo ante un puesto de helados. Compruebo con alegría que aquí los cucuruchos son más baratos que en otros
quioscos anteriores.
- Un helado de cucurucho de 1,50, de vainilla.
La mi muyer ya me lleva ventaja, por lo menos cincuenta metros.
Ye igual, yo, voy a dame un
homenaje.
Echo una carrerina y llego a su altura, casi corriendo.
- ¿Quies un poco?