Todos los
pueblos que forman la Hueria de
San Juan fueron practicamente mineros y ganaderos aunque esta labor era más bien un complemento a la actividad minera junto con las
huertas. La
ganadería que imperaba era la vacuna aunque también abundaba el
porcino, avícola y ovino.
Digo fueron porque por desgracia hoy no son ni mineros ni ganadero.
En los años cincuenta y sesenta, época de mayor esplendor de la zona con la inmigración de trabajadores de la
mina y la incipiente industria sobre todo de
Castilla y León, el cabeza de
familia trabajaba en la mina en unas condiciones deplorables, con peligro de accidentes y enfermedades, sin derechos laborales y en total precariedad. La mujer se ocupaba de las labores de la
casa y las del
campo y el cuidado de los animales. Generalmente en cada familia había de dos a tres
vacas, un burro o
caballo, uno o dos
cerdos que se sacrificaban anualmente, una o dos
ovejas y un gallinero que suministraba carne y huevos.
En los
huertos se plantaban productos para autoconsumo: patatas, verduras (berzas, guisantes, judías verdes, coles, lechugas, pimientos, cebollas...), tomates, legumbres.
Con la
matanza de los cerdos se fabricaban embutidos (morcillas, chorizos, moscancias) que se curaban con humo y se sazonaban los jamones, las orejas, el morro, los jamones y los lacones. De los pocos productos que faltaban en cada casa para una alimentación de subsistencia eran sal, pimentón y aceite. Por supuesto se debía adquirir caerne y
pescado.
En el
pueblo, en aquellos años, había un único semental propiedad de Piano el Xarricu, al contrario de lo que era habitual, éste poseís una
cuadra de ocho o más vacas al igual que ocurría en la de Venido y Pedrín. Estos dos personajes imprescindibles en el pueblo por su bondad y espíritu de colaboración. Benido era el encargado de "corar" los cerdos (proceso de sacrificar a estos animales aprovechando la sangre) y Pedro que hacía de nuestro despertador
camino de la
huerta que tenía al lado de la casa de Luz y Armando, con sus madreñas con clavos.
Cuando se producía la matanza de los cerdos se confeccionaba el picadillo para los chorizos (con carne de
vacuno y
cerdo) y parte de él en lugar de embutirlo en las tripas se acompañaba de lomo fresco para formar parte de la pitanza a la que se invitaba a los vecinos y
amigos.
Otra labor que suscitaba la solidaridad vecinal era la recogida del heno (hierba secada al sol). Se componía de varias fases: Siega, desmarañar, amontonar, esparcer y recogida, Cuando disponíamos de animales de cargo con éstos se llevaba la hierba al
pajar u
hórreo, en ocasiones se dejaba en el prado en forma de cono: las varas que aparecen en las quintanas pintadas por el reputado Piñole.
Había en el pueblo dos
bares de los que en la actualidad no queda ninguno. El que se mantuvo más tiempo era el de Pepe, padre de José Manuel y Javier, y que se encontraba en un
edificio singular; en el bajo a un lado el
bar u en el otro el cuartes de la guardia civil, en la parte superior sobr el cuartel, la
escuela de los niños y sobre el bar la de las niñas.
Llegó a haber dos lecheras que recogían la leche de las vecinas y de los pueblos de los alrededores y la bajaban en burro a vender a partir de Rioturbiu,
Santa Rosa, Murias, hasta
Mieres.