Raíces históricas
La
tradición afirma que hubo una
capilla primitiva, respetada durante la dominación musulmana. Tras la conquista de
Zaragoza por Alfonso I (1118), fue sustituida por un templo
románico. Este templo románico, fue construido durante el pontificado del Obispo Don Pedro de Librana. De este templo aún se conserva un tímpano (hoy colocado en el muro sur junto a la
puerta baja del templo); es un tímpano centrado por gran crismón rodado que se decora con cierta ingenuidad y monotonía, con rosetas inscritas en círculos unas, más naturalistas otras y recortadas las e la parte baja por las mordeduras del tiempo.
En 1434 un incendio dañó de tal manera al conjunto que se impuso la construcción de una nueva
iglesia. Comienza entonces la construcción de un nuevo templo
gotico-mudejar que sustituye la iglesia
románica. El año 1515, siendo arzobispo de Zaragoza don Alonso de
Aragón, se concluyó la construcción. La iglesia
gótica era de una cierta amplitud, y estaba constituida por la iglesia propiamente dicha, de una y amplia nave únicamente, y de un
claustro pequeño y recargado donde estaba emplazada la Capilla del Pilar. Iglesia que continuó dedicada a la Asunción, pero que era llamada habitualmente de
Santa María la Mayor.
La iglesia de Santa María ocupaba un espacio, indudablemente mucho más pequeño que el actual, y se situaba de una manera notablemente diferente con respecto al templo de ahora. Este templo se enriquecía con importantísimas piezas de carpintería mudéjar (de la que puede ser un ejemplo el conjunto de contraventanas conservadas en la Sacristía Mayor); y en los pies de la nave se emplazaba la
monumental sillería de
coro que aún se puede admirar en el Templo actual. Pero lo más relevante de aquel conjunto iba a ser el monumental
retablo de alabastro cuyo encargo se inicia en 1434, pero que se contrata definitivamente con Forment en 1509.
Como la devoción a la Sagrada Imagen iba en aumento, el zaragozano Juan de Marca, antes de 1638, planteó la necesidad de una construcción más importante y que tuviera una adecuación con la intensidad de esa creciente devoción. Comprendiéndolo bien el Cabildo decidió convocar un concurso para la nueva y más monumental construcción. En la mente de los devotos, y también en la del Cabildo, se estableció un afán de emulación con respecto a la más grande de las
iglesias zaragozanas del momento: la
Catedral de
El Salvador. Esta catedral tenía una planta de
salón amplísima y se trataba también de que el Templo del Pilar tuviese ese mismo aspecto. Pero por otra parte, la Catedral era de estilo gótico mientras que parecía oportuno que para el nuevo Templo del Pilar se buscase un estilo más actual, siendo clara la presencia del modelo de
San Pedro de Roma que se quería transparentar, con intención de modernidad absoluta, en algunos de los proyectos.
La nueva construcción, ya de inicio monumental, basándose en las líneas del modelo lejano (o sea San Pedro de Roma) se construyó en el tono de la
arquitectura barroca del momento, confiriendo robustez a los pilares y ornamentaciones de los mismos y, dada la monumentalidad de la construcción, una continuidad de
bóvedas que debía resultar bastante pesada. La traza general del templo se encargó a Felipe Herrera el Mozo, comenzando las obras en 1681. Lo principal del
edificio barroco, incluidas las
cúpulas, estaba terminado en 1754. Mientras tanto, en 1725 el Cabildo decidió transformar el aspecto de la Santa Capilla, lo que encomendó a Ventura Rodriguez.
Cuando Ventura Rodríguez recibe el encargo de terminar la Capilla dedicada a la
Virgen del Pilar y retocar el conjunto del Templo, estableciendo la unidad de los elementos, va a ser este genial arquitecto el que configure el
monumento actual, seleccione una parte de su ornamentación, e invente estos elementos de tono ya más clasicista; y será él quien planeará la ornamentación en los pilares y en los frisos, que cobran singular elegancia y pierden parte de su maciza densidad con huecos en los que se encajaban espléndidos flameros dorados. En 1765 quedaba terminada la obra de la Santa Capilla.
Las obras del templo se prolongarán por varios siglos. En 1872 se concluyen las obras del cubrimiento completo con la terminación de la gran
cúpula central y la primera
torre, a las que seguirán las siguientes levantadas en 1907 y 1961, con lo que quedó rematada la totalidad de la inmensa
fábrica. Así, el 10 de octubre de 1872, el arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor García Cuesta consagró el nuevo templo en una ceremonia solemne en la que participaron más de cien mil peregrinos.