Ruesca es un pequeño pueblo situado en la comarca de Calatayud, a unos 30 kilómetros de esta localidad. Forma parte de la ribera del Perejiles que aunque casi no lleve agua, ese hilito constante no se apaga. Se encuentra situado en un valle y bien protegido por las sierras.

En este pequeño pueblo nos encontramos nada más bajar del bien conocido "cortao", la Ermita de San Ramón Nonato, recientemente restaurada por los propios vecinos del pueblo. Siguiendo la carretra hasta el mismo pueblo, justo cuando llegamos a la plaza podemos contemplar la torre de la iglesia de Santo Domingo; dicha torre ha sido totalmente restaurada este mismo año y desde ahora podemos contemplar el pueblo al completo desde lo alto de la torre.

En la parte más alta del pueblo, y custodiándolo a duras penas, encontramos el viejo y agonizante castillo que siempre ha estado allí y forma una parte importante del patrimonio, sin reconocer, del pueblo. Sin duda alguna, el monumento más destacable del pueblo es la fuente, que situada el la plaza mayor, surte desde hace muchos años a todo el pueblo de un agua a la que muchos expertos han calificado varias veces de "extraordinaria" por su pureza y su calidad. Aparte de los monumentos arquitectónicos del propio pueblo también podemos nombrar toda la riqueza cultural, gastronómica y natural que la zona nos ofrece.

Las fiestas mayores de Ruesca se celebran el 29 de Enero en honor a San Valero que según la leyenda fue el fundador del pueblo. Las fiestas pequeñas tienen lugar el 31 de Agosto y son en nombre de San Ramón. Aparte de estas dos festividades, también se celebran otros festejos como San Antón y otra serie de santos que también tienen su lugar en las fiestas de este pueblo.

La más destacable, seguramente por su espectacularidad, es la gran hoguera que se hace para San Valero la cual alcanza una altura de unos 6 o 7 metros de alta por un diámetro de unos 4. Las procesiones de los santos son tradición en todas las fiestas religiosas donde se da una vuelta al pueblo portando al santo en cuestión sobre una peana.

Otra costubre mucho más arraigada, ya que es más personal y no tiene fecha específica, es el recorrido de bodegas al que los dueños de las bodegas invitan a los forasteros que llegan hasta allí y donde se dan agradables tertulias y divertidas catas de vino.