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ECIJA-SEVILLA
-Época árabe.

Este periodo se inicia desde el 711, fecha de la entrada de Tareq ibn Ziyad con sus tropas en Astigi hasta el 1240 que Fernando III El Santo la conquistó para la causa cristiana de la Corona de Castilla.
Tras la batalla de Guadalete hubo otra resistencia de los partidarios del rey D. Rodrigo en Écija en lo que hoy es conocido como la fuente de los cristianos.
La ciudad fue tomada por la fuerza de las armas y su conquista supuso paso decisivo en el dominio árabe de la Península Ibérica.
. El nombre romano de Astigi aparece en los primeros textos del Emirato y el Califato omeya como Istichcha que en ocasiones se la conoce como Isichcha para pasar definitivamente a Asichcha.
Écija se considero siempre como una ciudad rica por su regadío proporcionado por el rio Genil siendo otro de los nombres andalusís de la ciudad Madinat al-qutn o “ciudad del algodón”.
Écija constituía la capital de la Cora que perduró desde la fundación de Al-Ándalus en el siglo VIII hasta comienzos del siglo XI. Hay distintas versiones sobre la extensión de la Cora de Écija ya que algunos afirman que era poco extensa puesto que los datos que figuran en las fuentes árabes afirman que la Cora de Écija estaba dividida en cinco a Aqalim.
. A lo largo de historia árabe de la zona se sabe la importancia de la capital de la Cora como núcleo de comunicaciones entre Córdoba y Sevilla por el trazado de la antigua Vía Augusta.
Esta calzada condicionó la historia de la Écija árabe.
Las líneas generales del urbanismo procedían de la Astigi imperial aunque otros sectores no coinciden. Actualmente también se han detectado huellas del urbanismo árabe puesto que el trazado de la muralla islámica está delimitado por las torres albarranas de las fortificaciones almohades. Dentro del recinto había cuatro puertas al exterior.

. Bab Al-Qantara, oriental que daba al puente sobre el Genil.
. Bab Usuna en el lado meridional.
. Bab Riza en el lado occidental
. Bab al-Suwayqa en el lado septentrional.

Otro de los elementos fundamentales se encontraba en el puente sobre el rio Genil porque en las inundaciones del año 850 se llevan dos arcos del puente siendo restaurados inmediatamente.
Cuando se desintegró definitivamente el Califato de Córdoba pasó a depender de los Banu Abbad sevillanos que continuaran hasta el final fecundo e interesante del siglo XI.
Con la entrada de los Almorávides en 1091 Écija seguirá bajo el gobierno de Sevilla hasta el final de la etapa árabe del 1240 que formaría parte de la Corona de Castilla.
Uno de los edificios más significativos de la Écija musulmana es la Mezquita Aljama que esta identificada con la Iglesia de Santa Cruz, dato que concuerda con la existencia del mercado testimoniado por la existencia de la puerta septentrional de Bab-al-Suwayqa. Fue mezquita-aljama desde la ocupación árabe y es un templo con cinco naves sustentadas por columnas dentro de una consumición en piedra.
Su organización administrativa era la siguiente: Al frente de la Cora se encontraba el gobernador o Amil. Otro cargo de importancia era el Qadi o Juez de la Cora. Otro puesto a destacar era el Sahib al-salá o director de la oración en la mezquita-aljama aunque en ocasiones lo realizaba el Qadi de la Cora.
Como en el resto de Al-Ándalus la población mayoritaria procedía de un núcleo preislámico hispano visigodo se le unió la minoría árabe originaría de Oriente y del norte de África.
Durante la época del Califato omeya podríamos hablar de varias colectividades mozárabes, árabes, bereberes y judías.
Écija conto con un núcleo importante mozárabe por la existencia de una iglesia al lado de la mezquita-aljama musulmana.
Una parte importante de la población se convirtió al Islam y se les muladíes por las ventajas económicas y sociales que supuso este hecho.
En el siglo XII Écija disponía de importantes mercados y estaba rodeado de verdes jardines, explotaciones agrícolas de regadío y arboledas.

-Época cristiana.

La conquista castellana por Fernando III El Santo rey de Castilla y León se realizaría en 1240. En ella se les concede a sus habitantes las Capitulaciones que garantizaban que los musulmanes de la zona se le respetaba su vida y hacienda así como un estatuto jurídico, su religión, sistema fiscal y las autoridades tradicionales.
Este hecho fue simbolizado por la entrega de la Torre de Calahorra y estuvieron en vigor hasta el año 1262 o 1263.
Desde este momento hasta su completa integración Écija gozo de paz y tranquilidad que se rompieron en el enfrentamiento entre Alfonso X El Sabio y su hermano el Infante D. Enrique.
Los partidarios del Infante rebelde lograron hacerse con el control de Écija, antes de ser derrotado en los campos del Lebrija. Ocupada la ciudad por Alfonso X El Sabio se comenzó a instalarse en ella los pobladores cristianos. El repartimiento fue realizado por una serie de repartidores nombrados por el rey. Para dicho repartimiento se hicieron las siguientes operaciones:
1º) División de la villa en cuatro distritos parroquiales correspondientes cada uno a las diversas parroquias constituidas inicialmente en Ecija. Se trazo una cruz imaginaria cuyos extremos eran la Iglesia de Santa Cruz, (cabecera); San Juan (lado izquierdo); Santa María (lado derecho) y Santa Bárbara (pie).
2º) El reparto de las casas e inmuebles abandonados por la población mudéjar se hizo teniendo en cuenta la condición de socio-militar de cada poblador.
3º) La división en el termino “en manera de la cruz “se hizo existiendo dos sectores diferenciados el nudo de la villa, donde se concentran las huertas, los cultivos más especializados y algunas tierras de sembrar y dehesas y la otra exterior los partidores ubican las famosas 32 aldeas.
4º) El deslinde del término de Écija.
5º) Concesiones de “donadíos” en las 32 aldeas de Écija. La fertilidad de la comarca y su posición fronteriza con el reino nazarí de Granada hicieron posible un gran desarrollo económico y social.
En septiembre del 1275 se libro una batalla en el municipio de Écija donde las tropas castellanas fueron derrotadas por los benimerines. El comandante del ejército cristiano Nuño González de Lara “El Bueno” Señor de la Casa Lara y Adelantado mayor de la frontera de Andalucía perdió la vida en la batalla y su cabeza fue enviada en señal de triunfo a Mohamed II de Granada, aliado de los benimerines. Los supervivientes del ejército cristiano buscaron refugio en Écija.
El municipio de Écija perteneció a la reina María de Molina, esposa de Sancho IVEl Bravo y madre de Fernando IV El Emplazado aunque la soberanía hubo que cederla a Enrique de Castilla “El Senador” y a la muerte de éste último pasó a depender de la reina.
A finales del siglo XIV y a partir del 1391 Ferrán Martínez Arcediano de Écija provoco con sus discursos una gran persecución contra los judíos que se extendió por todo el reino de Castilla y produciría muertes violentas y masiva conversiones de la comunidad judía. Sería Enrique III El Doliente quien la otorgaría el título de ciudad.