CARMONA

Habitantes: 28.656  Altitud: 253 m.  Gentilicio: Carmonenses 
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Situación:

En la carretera N-IV a 38 km de Sevilla y con una extensión de 924 km2.
La ciudad de Carmona ocupa una meseta inexpugnable del alcor, a cuyos pies se extienden las fértiles tierras del valle del Guadalquivir. Esta situación privilegiada propicia la existencia de un núcleo de población, ininterrumpido desde la Prehistoria hasta nuestros días.

Monumentos:

Alcázar del rey Don Pedro
Casa-Palacio de los Rueda
Casa-Palacio Marqués de las Torres
Convento de la Concepción

Su abundante y extraordinaria arquitectura religiosa, civil y militar hacen de Carmona una ciudad monumental.
Se ubicó aquí uno de los "templos" más grandiosos de la Hispania romana, de la cual quedan fragmentos de los capiteles de mármol y tambores de los fustes, aparecidos en un lugar próximo a la plaza de San Fernando. El "recinto amurallado" también es de origen romano y testimonio elocuente de la importancia de la ciudad; de este recinto, la "Puerta de Sevilla" fue reformada por los árabes en su parte externa, y la "Puerta de Córdoba" fue transformada en época moderna.
El monumento romano más notable, único en su género, es la "Necrópolis", descubierta casualmente en 1868. El conjunto funerario está compuesto por varios centenares de cámaras sepulcrales, excavadas en la roca de los Alcores, en las que se practica casi exclusivamente el rito de la incineración; son muy abundantes las hornacinas para cenizas, excavadas en los muros de la cámara. En algunas tumbas todavía se conservan restos de la decoración mural pintada sobre el estuco que recubría las paredes. Esta Necrópolis fue usada en los siglos I a. C. al IV d. C.
En la arquitectura civil, hay que citar, en primer lugar, el conjunto de la "Plaza de San Fernando", cuyos edificios más antiguos son del siglo XVI, destacando una casa de estilo mudéjar decorada con azulejos. Junto a ella, el antiguo "Ayuntamiento".
En toda la población destacan "casas de estilo mudéjar" de los siglos XV y XVII, y "renacentistas" del siglo XVI.
Más abundantes son las "viviendas barrocas" del XVII y XVIII. Son de estilo Neoclásico la antigua "capilla del Cabildo", de 1.790, y la "Plaza de Abastos", de 1.842.
En Sevilla Capital quedan aún, al lado del Puente de Luis Montoto, restos de los "Caños de Carmona", acueducto de época romana que partía de Carmona hacia la Capital.
Su Fuente de los Leones famosa por la letra del "polo":

Carmona tiene una fuente
con catorce o quince caños,
con un letrero que dice:
"Viva el polo de Tobalo".

De la época visigoda se conserva un "calendario litúrgico", grabado en el fuste de una columna del "Patio de los Naranjos".
Del siglo XIV son las iglesias de San Bartolomé, San Blas y San Felipe, esta última en estilo mudéjar, que poseen bello artesonado, un frontal de azulejos del XVI y un retablo mayor del XVIII.
Del siglo XV son la "iglesia de San Pedro" y la "parroquia de Santa María". La de San Pedro es de estilo barroco, por haber sufrido reformas importantes en este período; la de Santa María es un bello ejemplo del Gótico, en la que hay que destacar numerosas capillas y una bella orfebrería. También del siglo XV es el "convento mudéjar de Santa Clara", en cuyo prebisterio se encuentran algunas pinturas de Valdés Leal.
El "Hospital de la Caridad" es del siglo XVI, y destaca su sala capitular, de estilo mudéjar.
Del Barroco del XVII un buen ejemplo es la "iglesia del Salvador", que perteneció a los jesuitas. Alberga imágenes y orfebrería del XVII y XVIII.
Del siglo XVIII es el "convento de las Descalzas", con una bonita portada y torre.
Entre sus ermitas; podemos destacar las de San Mateo, del siglo XIV, y la de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XVI.
De su arquitectura militar también quedan algunos restos: Las ya citadas murallas, en su mayor parte romanas, tienen modificaciones medievales, islámicas o cristianas. En la zona más elevada, se sitúa el "Alcázar de Arriba", o de la "Puerta de Marchena", cuya estructura tiene un claro origen almohade, aunque ha sufrido numerosas reformas a lo largo de la historia, destacando en primer lugar las efectuadas por Pedro I el Cruel. Le sigue la realizada bajo el reinado de los Reyes Católicos, y las hechas a partir del siglo XVII. En la actualidad, en un ángulo de la "Plaza de Armas", se ha construido el "Parador Nacional de Turismo" "Rey don Pedro", dentro de la tradición arquitectónica mudéjar, que da al edificio un aspecto notable y sencillo, pareciendo desde lejos una parte más de la antigua fortaleza.

Fiestas:

Abundantes fiestas se celebran en Carmona. Abren el año los carnavales, en la segunda quincena de Febrero.
La Feria se celebra en la tercera semana (de Jueves a Domingo) del mes de Mayo.
El primer Domingo de Septiembre tiene lugar la romería de la Virgen de Gracia.
En este mismo mes, en los días 8 y 21 respectivamente se celebran las fiestas patronales en honor a la "Santísima Virgen de Gracia" y la romería de "San Mateo".

Historia:

Carmona fue en la antigüedad uno de los principales enclaves poblacionales del Bajo Guadalquivir. Su importancia histórica se explica por las características del medio en que se asienta. Plaza fuerte natural, la ciudad controla desde su posición estratégica las principales vías de comunicación del valle del Guadalquivir y los tres paisajes que constituyen sus fuentes de recursos: Los Alcores, La Vega y Las Terrazas.

Carmona es una de las ciudades de mayor abolengo histórico de la provincia. Sus distintas denominaciones pregonan el papel de la ciudad en las distintas invasiones. Su primitivo nombre, "CARMO", proviene de su origen y fundación turdetana, aunque también se le atribuye origen semita. También ha sido relacionado con el etrusco "Carminius", por A. Shulten. Los romanos la llamaron "Carmonia", y los árabes " Karmonch".
La fertilidad de la zona y su privilegiada situación geográfica en lo alto de un cabezo de fácil defensa hicieron que Carmona estuviera poblada desde "tiempos prehistóricos". Aunque hayan aparecido restos del Paleolítico, son mucho más abundantes los del Neolítico y Eneolítico entre los que destacan los magníficos "vasos campaniformes" del Acebuchal.
A partir de un núcleo turdetano, se desarrolló una colonia cartaginesa de gran importancia, conservándose algunos restos de murallas de esta etapa en la puerta de Sevilla.
En el año 206 a. C., Carmona es conquistada por el Imperio Romano; fue intensamente romanizada y se convirtió en uno de los núcleos urbanos más importantes de la Bética, con el nombre de "Carmo".
Carmona llegó a obtener el privilegio de acuñar "moneda"; y fue rodeada de un "poderoso recinto amurallado" que Julio César cita en su "De Bello Civile"; obtuvo la "categoría de municipio", perteneciendo al convento Jurídico Asitigitana (Écija), y quedando adscritos sus habitantes a la tribu "Galeria".
El trazado de la ciudad, que se realizó sobre la población cartaginesa, todavía se percibe en la actual Carmona, especialmente el Cardo Máximo, que iba desde la "puerta de Sevilla" a la de "Córdoba".
De esta época los restos arquitectónicos y escultóricos son de una gran categoría, destacando la impresionante Necrópolis.
Conserva también restos de la época visigoda. Su importancia no decreció en época musulmana, y llegó a ser capital de uno de los reinos de Taifas, en el siglo XI. Los árabes reformaron su sistema defensivo, y la embellecieron con notables alcázares, mezquitas y otros notorios edificios, de los que aún hay hoy vestigios.
La conquista fue obra de Fernando III "el Santo", en 1.247, comenzando la repoblación. Se le otorgó un fuero propio. Su territorio municipal fue delimitado por Alfonso X el Sabio. Fue objeto de favores por parte de Pedro I "el Cruel", que residió frecuentemente en ella, y engrandeció y transformó el Alcázar de la Puerta de Marchena, para residencia real. En el siglo XV, las luchas entre los partidarios de Ponce de León, señores de Arcos y Marchena, y los Guzmán, Condes de Niebla y Duques de Medina Sidonia, azotaron fuertemente a la ciudad.
En 1.630, Felipe IV le concedió el "título de ciudad".
Sus distintas denominaciones pregonan el papel de la ciudad en las distintas invasiones. Su primitivo nombre, CARMO, proviene de su origen y fundación turdetana, aunque también se le atribuye origen semita. También ha sido relacionado con el etrusco Carminius, por A. Shulten. Los romanos la llamaron Carmonia, y los árabes Karmonch. La fertilidad de la zona y su privilegiada situación geográfica en lo alto de un cabezo de fácil defensa hicieron que Carmona estuviera poblada desde tiempos prehistóricos. Aunque hayan aparecido restos del Paleolítico, son mucho más abundantes los del Neolítico y Eneolítico entre los que destacan los magníficos vasos campaniformes del Acebuchal. A partir de un núcleo turdetano, se desarrolló una colonia cartaginesa de gran importancia, conservándose algunos restos de murallas de esta etapa en la puerta de Sevilla. En el año 206 a. C., Carmona es conquistada por el Imperio Romano; fue intensamente romanizada y se convirtió en uno de los núcleos urbanos más importantes de la Bética, con el nombre de Carmo. Carmona llegó a obtener el privilegio de acuñar moneda; y fue rodeada de un poderoso recinto amurallado que Julio César cita en su De Bello Civile; obtuvo la categoría de municipio, perteneciendo al convento Jurídico Asitigitana (Écija), y quedando adscritos sus habitantes a la tribu Galeria. El trazado de la ciudad, que se realizó sobre la población cartaginesa, todavía se percibe en la actual Carmona, especialmente el Cardo Máximo, que iba desde la puerta de Sevilla a la de Córdoba. Los restos arquitectónicos y escultóricos de esta época son de una gran categoría, destacando la impresionante Necrópolis. Conserva también restos de la época visigoda. Su importancia no decreció en época musulmana, y llegó a ser capital de uno de los reinos de Taifas, en el siglo XI. Los árabes reformaron su sistema defensivo, y la embellecieron con los alcázares, mezquitas y otros notorios edificios, de los que aún hay hoy vestigios. La conquista fue obra de Fernando III el Santo, en 1.247, comenzando la repoblación. Se le otorgó un fuero propio. Su territorio municipal fue delimitado por Alfonso X el Sabio. Fue objeto de favores por parte de Pedro I el Cruel, que residió frecuentemente en ella, y engrandeció y transformó el Alcázar de la Puerta de Marchena, para residencia real. En el siglo XV, las luchas entre los partidarios de Ponce de León, señores de Arcos y Marchena, y los Guzmán, Condes de Niebla y Duques de Medina Sidonia, azotaron fuertemente a la ciudad. En 1.630, Felipe IV le concedió el título de ciudad.

Turismo:

Parque zoológico educativo de Carmona.
Ruta de Washington Irving del Legado Andalusí
Ruta de la Buena Mesa,
Ruta de los Cortijos



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