Estuvo ubicado por primera vez en el
colegio de
San Estanislao. Fue
comprado por un ingeniero para extraer el
agua del
pozo de su
casa, sita también en
el Palo. El nieto del propietario lo ha donado al paraje natural de las
Lagunas del Guadalhorce, donde ahora se encuentra y se puede visitar. Lugar privilegiado para caminar, cuando te dejan los mosquitos.