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JIMENA: Cuando Abderrahman I entró en al-Andalus, formando...

Cuando Abderrahman I entró en al-Andalus, formando un nuevo estado con base en Córdoba, independizándose de Bagdad, en el siglo VIII, favoreciendo la integración étnico-cultural entre bereberes, árabes, hispanos y judíos, no podía imaginar la debacle que unos siglos mas tarde se produciría en las tierras andalusíes.
Fue a finales del siglo XI, en el Zagreb occidental, hoy Marruecos, donde surge un movimiento político religioso en la tribu de los bereberes del sur, los Lamtuna, que fundan la dinastía almorávide y se hacen con las riendas del al-Andalus, no sin cierta oposición de la población, que se rebelaba contra su talante puritano, algo que no le iba nada al hedonista y liberal pueblo andalusí.
Cuando el avance castellano era imparable, haciéndose Fernando III con gran parte de las ciudades andalusíes en el siglo XIII, surgió en Jaén una nueva dinastía, la nasri (nazarí), fundada por al-Ahmar ibn Nasr, el célebre Abenamar del romancero, que habría de procurar un nuevo respiro a los musulmanes. Asentado en la ciudad de Granada, su reino abarcaba la región granadina, almeriense y malagueña, y parte de la jiennense y la murciana. Oprimido desde el norte por los reinos cristianos, y desde el sur por los sultanes meriníes de Marruecos. A pesar de todo, Granada fue una gran metrópoli de su tiempo que acogía a musulmanes de todos los confines, y en la que se levantaron suntuosos palacios –la Alhambra, nada menos–, mezquitas y baños públicos. Siguió asombrando a propios y a extraños hasta que en 1492 y, tras varios años de intrigas palaciegas y escaramuzas con los castellano-aragoneses que acechaban sus fronteras, el rey Boabdil, Abu Abd Allah, capituló ante los Reyes Católicos, entregándoles Granada.
Mucho antes, en un recóndito paraje de las laderas inferiores del Aznaitín, Abu l-Walid Muhammad Ibn Rushd, junto con su esposa y tres hijos intentaban sobrevivir a las duras condiciones climáticas y orográficas de la zona, agravadas por las escaramuzas constantes de las tropas cristinas. Allí, junto con dos familias más, habitaba un castillejo de forma cuadrangular, construido en tapial y piedra caliza, conocido como Saleta del Moro.
El husun o refugio estaba construido sobre un punto estratégico de la Sierra Mágina a piedemonte junto al manantial de agua que permitía a estas comunidad no solo el abastecimiento humano y animal, sino también el desarrollo de una agricultura para el mantenimiento diario y unas monedas producto de su venta.
Sobre la albanega, el alarife o maestro de obras, construyó una qibla para que él y toda su familia pudiera rezar mirando a la Meca, así como un gran aljibe en piedra para sus menesteres cotidianos.
La almunia o huerta se llenaba de hortalizas como la berenjena, la alcachofa, la endibia, el espárrago y de nuevas frutas como la granada, el melón, la cidra y los albaricoques. También abundaban las flores de fragancia y color, crecía el alhelí, la rosa, la madreselva y el jazmín.
Con los productos obtenidos de su huerta acudía a la alhóndiga para el trueque, bajo la atenta vigilancia del almotacén o inspector del zoco. También las compras se efectuaban con dinero constante y sonante, que se acuñaba en la ceca de Córdoba primero y en otras ciudades en la época de las taifas. Dinares, dirhams y felusas eran monada de pago corriente.
No muy lejos de la Saleta del Moro existían otros castillejos o fortalezas habitados por otras familias musulmanas con las que mantenían una buena relación. Todos ellos eran descendientes de los Banu Habil, rebeldes muladíes que rechazaron en su día la autoridad del emir Abd Allah.
El mas cercano era el castillo San Istibin (San Esteban) hoy conocido como Santisteban, cerca de las piedras del Pomar. Este castillo está situado a unos tres kilómetros del castillo o plaza principal de Xemena, sobre un pequeño montículo al sur del Llano de Santisteban, en su parte alta hay un pino que proporciona sombra, piñones y donde se alzaba el alcazarejo del castillo.
Otro castillo cercano al anterior es el conocido como Piedras del Pomar, con una extensión de 975 metros, también en la ladera del monte Aznaitín, al borde de una meseta fácilmente defendible por su orografía de pendiente pronunciada, por donde pasaba la qanat o acequia con agua procedente de la Fuente del Moro.
Mas alejado y al oeste estaba el castillo de Recena, a unos siete kilómetros de Xemena, junto al río Torres que lleva sus agua al Guadalquivir. Este castillo ya existía en la época de los romanos, en un cruce de antiguos caminos y servia de refugio a la población rural del entorno y de vigilancia del camino que pasa junto al río.
Pero el castillo mas importante de todos era el de Xemena, origen de la actual población, diluido en su posterior urbanismo, que utilizó parte de sus muros como elementos de construcción de nuevas viviendas. Perduran algunos lienzos de muralla y su imponente torre del homenaje. Este castillo controlaba el importante camino que bordea Sierra Mágina por su cara norte.
Con la conquista de Baeza por las tropas cristianas, cayeron todas las fortalezas del entorno. En Mágina se estableció una frontera entre cristianos y musulmanes que habría de durar varios siglos. De ahí que el castillo de Jimena fuese la referencia de la zona y se abandonaran antiguos núcleos fortificados, como Santisteban, las Piedras del Pomar y la Fuente del Moro. Otros núcleos rurales permanecieron como control de paso de caminos y refugio de
población rural, como el castillo de Recena.

Bibliografía:
Archivo Central de la Consejería de Cultura. Inventario de yacimientos arqueológicos de la Provincia de Jaén. La Saleta del Moro, 1988.
Archivo de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de Jaén. ALCÁZAR HERNÁNDEZ, Eva María, Inventarios del Patrimonio Arqueológico: Actualización del Inventario Arqueológico Provincial: Términos Municipales de Sierra Mágina, Jaén. La Saleta del Moro, 1998.
Juan Antonio López Cordero
Grupo de Investigación HUM-761 (Univ. de Jaén)
Esteban Justicia Díaz
Presidente A. A. Parque Natural de Sierra Mágina
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buenas a todas y a todos.

Muy interesante tu estudio Peri, Pedro para los tocayos, lo acabo de ver esta mañana despues de un periplo por tierras de moros, por tierras africanas que decía la canción, por lo que he estado desconectado del foro.

Esperemos que con esto no se materialice lo que decía aquel, cuando un pueblo olvida su pasado está condenado a repetirlo,. lo digo por los del turbante y la cimitarra al cinto que están reivindicando su andalusia,............. al fin y al cabo estuvieron ... (ver texto completo)


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