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JIMENA: LOS DOMINGOS POR LA TARDE, PESE AL FÚTBOL, NO OS ABANDONO....

¡Queridos amigos del Foro:

El "relato" que viene a continuación era el que me impidió colgarlo, primero la ausencia de cobertura en Jimena debido al mal tiempo y después el fallecimiento de mi tío Ramón Maroto.

Comencé a escribirlo por encargo de unos amigos que me acompañaron en el mismo recorrido hace un par de meses. Como les fui contando oralmente todo lo que sabía sobre algunas cosas y hechos de la zona que visitábamos, me dijeron que por qué no lo transcribía al papel. Le hice caso y la "cosa" quedó como vais a poder leer a continuación.

A ellos, que ya han tenido oportunidad de leerlo, le ha gustado, espero que a vosotros también.

Los que estáis en la lista de distribución de mis colaboraciones en el Foro lo recibiréis sin fraccionar, corregido y revisado. Esta vez lo he tenido que "trocear" en cuatro partes. Comprendo que de esta manera la lectura es bastante incómoda, pero es el Censor del Foro el que dicta las normas y no admite más que 10.000 caracteres por envío.

Mis amigos hicieron fotos de los lugares que ilustro literariamente. Va a ser cuestión de meterse también a fotógrafo. Todo se andará.

Saludos y buenas noches con música de Pau Casals y Juan Manuel Serrat.

LOS DOMINGOS POR LA TARDE, PESE AL FÚTBOL, NO OS ABANDONO.

UN “FLÂNEUR” POR LAS CALLE DE MADRID. (Por Luismarín)

“Allá donde se cruzan los caminos, \ donde el mar no se puede concebir, \ donde regresa siempre el fugitivo, \ pongamos que hablo de Madrid”.

Aunque muchos de vosotros ya conocéis el significado de flâneur habrá otros que no han oído nunca esta palabra, para ellos, lo explico sucintamente. El término procede del francés, y significa paseante, callejero. En la Francia del Romanticismo, el flâneur era, ante todo, un tipo literario inseparable de cualquier estampa de las calles de Paris. Su actividad consistía en vagar por la ciudad, callejeando sin rumbo, sin objetivo concreto, abierto a todas las vicisitudes e impresiones que le salían al encuentro. Para muchos, su figura llevaba aparejado un conjunto de rasgos variopintos: personaje indolente, explorador urbano o individuo curtido en la calle. En nuestros días, algunos turistas (los menos), siguen reuniendo estas características, otros, como es mi caso desde hace muchos años, asumimos gustosamente este papel cualquier mañana de muchos domingos. Mi “relato” de hoy precisamente se basa en uno de esos paseos por el Foro Madrileño.

El frío día de enero había amanecido con un sol convaleciente pero con ese inigualable cielo azul que tanto ponderaron en sus obras los componentes de la Generación del 98: Baroja, Azorín, Maeztu, Valle-Inclán, Unamuno o Machado. Pienso, que si el paisajista flamenco Joachim Patinir (cuyo famoso cuadro “Caronte cruzando la Laguna Estigia” se puede ver, justo al lado del “Jardín de las Delicias” de El Bosco, en el Museo del Prado), consiguió que el tono azul de sus cuadros haya perdurado como “Azul Patinir”, ese azul del cielo madrileño también merecería una propia “denominación de origen”.

Las favorables circunstancias meteorológicas invitaban al paseo cuyo destino final ya tenía determinado desde el día anterior: la “Colonia del Metropolitano”, justo al final de la Avenida Reina Victoria que arranca en Cuatro Caminos y en la frontera con los terrenos de la Ciudad Universitaria por su zona norte. Mi objetivo, eran tres puntos de esa barriada que marcan tres de mis inquietudes intelectuales y aficiones favoritas: la Literatura, el Fútbol y la Historia de España. Sus protagonistas Vicente Aleixandre, el antiguo Estadio Metropolitano del Atlético de Madrid y Carmen Ruiz Moragas, amante y madre de dos hijos concebidos conjuntamente con el Rey Alfonso XIII. ¡Comencemos la “flânerie”!.

La calle Vallehermoso prácticamente roza mi Plaza del Conde Valle de Suchil, calle arriba fui cruzando sucesivamente Fernando el Católico, Fernández de los Ríos, Donoso Cortés, Joaquín Mª López, Cea Bermúdez e Islas Filipinas, me detuve en la estatua de José Rizal héroe de los nacionales filipinos en su Guerra de Independencia contra España. La escultura está situada al inicio de la calle Santander y tiene como vecinos al Estadio de Vallehermoso a la izquierda y al Parque Deportivo Santander a su espalda. El primero fue derruido hace unos años y continúa sin hacerse el nuevo Estadio mientras que los verdes parterres que daban a Islas Filipinas han sido objeto de una especulación inmobiliaria más y ya se erigen en ellos cuatro o cinco bloques de más de doce alturas, ahora de propiedad privada. Sin embargo, el “hoyo” cavado en las antiguas pistas de atletismo está a la espera de que sobre él se construya el Nuevo Estado Deportivo de Vallehermoso (¿Cuántos años habrá que esperar?).

El Parque Deportivo de Santander, que se construyó sobre el techo de los Depósitos de Agua del Canal de Isabel II, si funciona a la perfección: junto a una pista de tartán para corredores y paseantes con 1,2 Km de diámetro, se levantan campos de fútbol, baloncesto, tenis, balonmano y hasta unas veinte cabinas para ensayar el “drive” o golpe inicial en el juego del golf. Además, en su borde con la calle Santander se puede disfrutar de un pequeño pero arbolado y florido parque. Al otro lado, en la manzana delimitada por las calles Juan Vigón, Santander y la Avenida de San Francisco de Sales (dónde desemboca Santander), se encuentra el Tercer Monasterio de la Visitación y las Escuelas del Amor Misericordioso. Justo enfrente de este complejo religioso-educativo, en la acera derecha de San Francisco, está el edificio que alberga a la Dirección de la Guardia Civil. Bajando por esta acera y hasta llegar a la Plaza de Cristo Rey, cortamos por las siguientes calles: Guzmán el Bueno, el inicio de Julián Romea con su chaflán del edificio “Parque de las Naciones”, General Ampudia y Gaztambide (entre estas dos calles se encontraba el desaparecido Hotel Mindanao, conocido por sus Salones de Bodas, sus “suites” para citas adúlteras y por ser lugar de encuentro de diplomáticos y espías del Sudeste Asiático). Ya estamos en el arranque de Isaac Peral desde la citada Plaza de Cristo Rey.

Desde el inicio de Isaac Peral, hasta que termina enlazando con el Paseo de Juan XXIII, por la acera izquierda, se encuentran las siguientes instituciones: el Complejo Hospitalario formado por la Fundación Jiménez Díaz, Hospital de la Concepción y el Clínico de San Carlos, la Dirección del Área Territorial de Madrid Capital y la sede la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Por la acera derecha topamos con el final de la calle Doménico Scarletti (en sus últimos metros están la Iglesia de San Juan Crisóstomo, el Colegio Santa Mª del Yermo de las Dominicas Misioneras y el Tribunal Constitucional), el Centro de Estudios Universitarios (CEU) San Pablo, la terminación de la calle Julián Romea, el Colegio Mayor Padre Poveda y el último número de la Avenida del Valle en cuya esquina comienza el Paseo Juan XXIII.

Este Paseo será el que nos conducirá al destino final: la Glorieta de Elías Ahuja. Antes de llegar a dicha Glorieta, a lo largo de la acera izquierda nos encontraremos con todos estos centros de enseñanza y vías urbanas: el Instituto de Estudios Biofuncionales, la Plaza del Marqués de Comillas, los edificios de la Universidad Pontificia de Salamanca que albergan al Colegio Mayor Pío XII, las Residencias Masculina y Femenina para Estudios de Postgrado y la Fundación Pablo VI, la Escuela Diplomática, el final de la Avenida Gregorio del Amo, la Glorieta Isla de Alborán, el Colegio Mayor de la Fundación SEPI, el Colegio Mayor Chaminade, el Instituto de Idiomas “House”, el Rectorado de la Universidad Politécnica y el Colegio Mayor Santa Mª del Estudiante. En cambio, si hubiésemos elegido la orilla derecha tendríamos: el cruce con la calle Olivos, las Facultades de Humanidades y Ciencias de la Educación del CEU San Pablo, los finales de las calles Sierra y General Asensio Cabanillas, el Instituto de Enseñanza Secundaria San Isidoro de Sevilla, la esquina final de la Calle Vicente Aleixandre, la Escuela de Educación Infantil San Alonso de Orozco, el cruce con la Avenida de la Moncloa, la intersección con la calle Santiago Rusiñol, las Oficinas de MUFACE, la Plaza Ciudad de Viena y las desembocaduras de las calles Beatriz de Bobadilla y Almansa en la Glorieta Elías Ahuja, entre estas dos calles se levanta un edificio moderno y vanguardista totalmente acristalado que alberga al Parque Empresarial y de Oficinas José Mª Churruca (primer presidente de Metrovacesa, empresa nacida de las fusiones, en 1988, entre las Compañía Inmobiliaria Metropolitana y la Compañía Urbanizadora Metropolitana y Vacesa, las empresas principales que construyeron y urbanizaron, en los años 20 del pasado siglo, esta zona de Madrid).

Esta ha sido la descripción de todo mi recorrido, en el cual, es posible constatar una evidencia irrefutable: la Iglesia Católica o uno de sus “brazos armados”, el “Opus Dei) son los propietarios de prácticamente todas los edificios de la zona y las instituciones educativas que anteriormente he ido enumerando, su poder “terrenal” (nunca mejor dicho) no ha descendido ni un ápice en todos estos años. Hecha esta puntualización, seguiré con mi “relato”.
Aunque ya he mencionado el final del paseo, sin embargo, antes de llegar al final del mismo (la Glorieta Elías Ahuja) me detuve en el primer punto de los tres que anuncié al principio del texto y los cuales eran el objetivo de mi paseo madrileño: la casa-chalet del célebre poeta de la Generación del 27 y Premio Nobel de Literatura en 1977, Vicente Aleixandre (el último y séptimo premio Novel español fue Camilo José Cela en el año 1989).

(CONTINÚA)


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