OTOÑO... Las tardes son más cortas y frías, los crepúsculos son caprichosos.
Los áboles se desnudan y a sus pies se extienden alfombras de hojas, tejidas en cientos de tonos dorados.
El vuelo se los pájaros se vuelve mas lento y silencioso.
El humo de las chimeneas gris y esponjoso sube hasta tocar el cielo.
Se nota que ha empezado la cosecha, el olor de la aceituna se impregna en el pueblo.
En las huertas las higueras siempre frondosas, ahora se nos quedan calvas, pero los caquis y membrillos ponen un punto de color y alegria.
En los parrales quedan traseros algunos racimos de uvas.
Ahora la noche está despejada... y cuelgan racimos de estrellas
Los áboles se desnudan y a sus pies se extienden alfombras de hojas, tejidas en cientos de tonos dorados.
El vuelo se los pájaros se vuelve mas lento y silencioso.
El humo de las chimeneas gris y esponjoso sube hasta tocar el cielo.
Se nota que ha empezado la cosecha, el olor de la aceituna se impregna en el pueblo.
En las huertas las higueras siempre frondosas, ahora se nos quedan calvas, pero los caquis y membrillos ponen un punto de color y alegria.
En los parrales quedan traseros algunos racimos de uvas.
Ahora la noche está despejada... y cuelgan racimos de estrellas
