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JIMENA: Cosas de Mi Pueblo....

Cosas de Mi Pueblo.
Se acerca la recolección de aceituna pero antes la matanza del cochino
Estamos en los primeros días de diciembre y hay que preparar los avios para la recolección del oro de Magina.
Hombres preparando los mantones, sacos, capachos de pleita, las varas y los garrotes, las albarcas y los peales, todavía no habían venido las botas de Segarra, ni aquellas marrones que traían los que habían estado trabajando en Pamplona.
Había que hablar con el dueño o aperaor de aquel tajo que daría trabajo durante el invierno y quizá algún día de primavera, entonces había años que en la Semana Santa todavía había aceituna en los trojes, había también que organizarse para recoger la poquilla propia si se tenia, quizá cuando se acabara el Tajo, o algún día de lluvia que no habíamos ido a el, sin desechar el día de navidad si se daba como festivo.
Eran momentos de alegría se palpaba, eran momentos de pensar en ganar unos jornalillos capaces de darnos un poco de aliento a los gastos que se iban amontonando en la mayoría de nuestras maltrechas economías.
En alguna casas se olía a matanza, ese olor al atardecer de la cebolla o ese gruñido del cochino al amanecer, nuestras Abuelas y Madres mandil en ristre meneando la caldera de las morcillas, la lumbre en pleno esplendor sirviendo de calefacción a toda la casa y toda la familia dispuesta a probarlas que ricas morcillas de caldera todo un manjar de nuestra tierra mejor dicho de nuestro Pueblo.
Al día siguiente vendría el picar la carne para hacer los chorizos y esa imagen de nuestra Tita dándole a la manivela de aquella maquina color plata, a la vez que le va echando la carne por la parte de arriba, otra persona de la familia mete la tripa por la embocadura haciendo que se valla llenado, es no menos un autentico arte el atado de cada chorizo deberían ser lo mas iguales posible para que después no sirvieran de discusión que si a Ti te han dado el grande y a Mi el chico o al revés, que pensamientos nos venían a la cabeza cuando los estábamos viendo colgados en la cámara listos para coger un peazo de pan y dándole bocaditos pequeños para panearlo y hacerles durar disfrutábamos de tal manjar.
Eran días de acontecimientos importantes para los zagales del pueblo, también en estos primeros días de mes llega la famosa concebida, sin pecado original, uno metió la cabeza y no la pudo sacar.
Nueces, higos secos, almendras, perras gordas y perras chicas incluso alguna pesetilla rubia o moneda de más valor.
Fechas inolvidables que todo Jimenato o Jimenata tienen en la mente por mucho tiempo que pase, cualquier fiesta por pequeña que fuese era un momento para un cocido con un trocillo de espinazo un poquillo de tocino y nuestra ilustre morcilla, que cosas mas sencillas pero que ricas y buenas, nunca mejor dicha la frase de: Estaba para chuparse lo deos.
Tampoco olvido como nuestras Madres con sus vecinas echaban una tarde de costura para preparar las enaguas par no pasar frío o arreglar aquella chaqueta o pelliza de nuestro Abuelo o Padre vieja que les abrigaría esos días de frío que se aproximaban en aquellos inmensos olivares.
En fin, después del anterior mes de Noviembre más bien triste, venia Diciembre que se consideraba unos de los mejores del año, como decía además de las fiestas, era un mes llamado a traer buenos augurios aquellas en su mayoría humildes familias.
Queda una parte que no me quiero olvidar los días previos a la Navidad y es los famosos mantecaos de nuestro Pueblo, el olor a estos en la puerta de las panaderías de Lázaro, Angustias, los hermanos Alonso, y Andrés Lete, el de Mateo el de Bárbara y el De Juan el de Juan Rafael creo que muchos recordarán el ir y venir de las jaulas de latas negras llenas de aquellas figuras de manteca, roscos y alfajores, como iban llegando algunas casas, no a todas, porque había muchas que desgraciadamente no pudrían probarlos,
En muchas de estas casas podíamos ver alguna botella de anís de la marca La Asturiana Castillo de Jaén u otras, que nuestro Padres o Abuelos empinaban a la hora de acostarse costumbre por cierto que algunos seguimos la tradición y practicamos con otro tipo de polvorones ya comercializados y con una copilla de anís quizá todavía de las mismas marcas en la Pamplona como sabéis casi todos Las Cadenas es la marca por excelencia
Dejo aquí este relato para continuarlo mas adelante una vez la Navidad este mas cercana.
Un saludo
M. Nieto de M. Rasca.