Está localizado a 15 km de un pueblo llamdado Villanueva del Arzobispo, a 60 km de Linares y a 120 km de Jaen. Es un pueblo tranquilo por la escasez de habitantes, no hay tiendas pero no te falta de nada puesto que van todos los dias vendiendo por alli. Si buscas tranquilidad vete a vivir a El Campillo.
Pertenece a El Condado.

Al ser un pueblo tan pequeño carece de ayuntamiento en éste, por lo que este pueblo es una aldea que corresponde a Chiclana de Segura. El Campillo tiene un alcalde pedáneo llamado Jesús Montes Higueras.

La iglesia que aunque es pequeña es muy acogedora (famosa por los cantos de Ramón) las famosas escuelas donde se suele jugar al dominó, el truque, etc... y se solía hacer la liga.
La Iglesia es mucho más puesto que la construyeron con piedras de los campos cercanos, la generación de mis padres, aquellos que nacieron sobre 1932. Se les cayó y la volvieron a levantar. Así que hoy es dónde vamos a rezar con gran devoción cuando nada nos llena en otro mundo al que no pertenenecemos de la misma manera.
Hay otro monumento particular, el puente con muchos años, y construído piedra a piedra, hoy eliminada la parte que sobresalía para dar más seguridad a los niños y niñas que han nacido. ¿Pero cuantas personas nos sentaríamos allí?, y nunca pasó nada. El puente ha soportado todos los baibenes del agua cuando baja de las montañas y no cabe por sus ojos, sobrepasándalo.

Como todo pueblo, éste tiene varias fiestas. En primer lugar mencionar la botijuela que se celebra cuando se acaba la época de aceituna. Y también mencionar las famosas fiestas de San Isidro a la que acuden gente de todos los pueblos que le rodean. En estas fiestas antes que nada están las procesiones de Nuestra Señora de Fátima y San Isidro Labrador patrón de El Campillo. Tampoco puede faltar en este pueblo la tradicional suelta de vaquillas en la que si no pasa nada te lo pasas muy bien.
Las fiestas fueron, son un punto de encuentro, y fueron esas migas al amanecer en las eras, esas habas recien cogidas, esas tradicioes perdidas y algún día recuperables. Las fiestas son ese llorar en las procesiones cuando damos gracias a la Virgen por dejarnos volver otro año a verla. Son emociones, son amistad, son algo que se lleva en el alma, pobres, pero con un sentimiento que sólo los que nacimos allí llevamos siempre en el corazón. San Isidro ha perdido a los agricultores que sembraban habas, que sembraban trigo, y siempre le llebaban la espiga más alta, las habas más grandes como señal de agradecimiento. Personas especiales y agradecidas de lo que tienen que ya no están y seguro que están junto a él.
Hoy son unas fiestas un poco más superficiales, con arreglo a los tiempos que vivimos, pero todavía surge la emoción en algunos de sus encuentros. Y por último desde el año 2023 tuvo la idea el Alcalde pedanio de celebrar la virgen del carmen.

Gastronomía:

Migas, gachamiga, galianos, potajes de todo tipo, etc... Roscos de la sarten y borrachuelos en Semana Santa.

Tampoco puede faltar en las costumbres la tradicional liga que se hace todos los días, pero la celebra cada familia en su casa o se invita a la gente.

El Campillo es un pueblo donde muchos que nos fuimos volvemos en verano, hace calor, no son unas vacaciones paradisíacas, no hay piscina pública, pero todavía queremos volver porque en sus calles corren los niños y niñas como antaño. Son felices con sus juegos tradicionales y con la algarabía de jugar todos juntos. Hay turismo para aquellos que mantienen las casas de su familia. Y las madres aprovechamos para charlar y jugar con ellos rejuveneciendo un poco a su lado.