CAZALILLA

Habitantes: 867  Altitud: 300 m.  Gentilicio: Cazalilleros 
Hoy amanece en CAZALILLA a las 07:25 y anochece a las 21:00
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Situación:

Este pequeño municipio al Este de la comarca de La Campiña es eminentemente agrícola, ya que las tierras labradas suponen la totalidad de su superficie. Es de los pocos municipios en los que el olivar está en minoría con los cultivos herbáceos, de los que cultivan los cereales, garbanzos, habas, matalahuga y girasol, principalmente, aunque el olivar, que está en claro aumento, supone la mayor fuente de ingresos. El norte del término llega a tocar el río Guadalquivir y en esta pequeña zona se cultiva algodón y maíz. La caza menor, y en especial la liebre y la perdiz, es abundante dado que en los terrenos de campiña encuentran lugar idóneo para la alimentación y la cría. Jaén y Mengíbar son sus centros de influencia.

Monumentos:

Iglesia parroquial de Santa María Magdalena.

Fiestas:

Festividad de san Blas (3/02):

Los días que preceden y siguen al 3 de febrero, festividad de san Blas, se celebran las fiestas patronales de la localidad para las que el Ayuntamiento organiza actividades deportivas, culturales y lúdicas. Se conserva una tradición, surgida en el siglo XIX, conocida por "fiesta de la pava" que consiste en soltar dicho animal desde el campanario de la iglesia para augurar buena suerte al que consiga atraparla.

Fiesta de la Virgen de la Cruz (3/05):

La festividad se inicia con una misa rociera en el campo, en el paraje conocido con el nombre de Charcón de la Virgen de la Cruz, finalizando por la tarde con la procesión de la imagen de esta advocación mariana.

Fiestas de agosto (14/08):

Se celebran el fin de semana más cercano al 15 de agosto y surgen para que los emigrantes que vuelven a su localidad en las vacaciones estivales puedan disfrutar de sus tradiciones; este es el motivo por el que se repite la "fiesta de la pava" (soltar este animal desde el campanario de la iglesia parroquial indicando buena suerte al que consiga atraparlo) cuya fecha original de celebración es el 3 de febrero.

Costumbres:

Gastronomía

Migas. Salmorejo. Ajoblanco. Sobas. Habichuelas serranas. Jabalí en adobo. Perdiz en escabeche. Conejo con salsilla bordonera. Conejo al tomillo. Conejo al jarón. Venado a la bañusca. Espárragos en salsa. Guisos de caza.

Dulces: Gachas con miel. Pestiños.

Historia:

En el término municipal de Cazalilla está documentada la presencia humana desde la Edad del Cobre (III milenio a C.), tanto por la cerámica de este periodo recogida en su casco urbano como por el asentamiento del cerro de la Coronilla en el cortijo de la Atalaya, situado sobre una colina con amplio control visual y fortificado. En torno al II milenio este centro se abandonó y volvió a ser ocupado a finales del VI a C, en la etapa más antigua de la cultura Ibérica.

En Época Romana existió un poblamiento disperso, probablemente villas, una de ellas situada en el actual emplazamiento de Cazalilla.

De época árabe se encontró en la localidad una lápida sepulcral con el epitafio de un individuo llamado Ahmad b. Mauro o Mawru que murió en el año 885. Si bien la lápida ratifica la existencia de Cazalilla en época musulmana, los investigadores a la luz del análisis del término Mauro o Mawru, opinan que la localidad ya existiría en época visigoda, pues se trata de una apelativo de raíz latina que podría indicar que se trataba de un muladí (cristiano convertido al Islam).

En tiempos de la conquista castellana, aparece el nombre de Caztalliella en la delimitación de términos entre Jaén y Martos, termino que se ha identificado con la actual Cazalilla. En el Sínodo de 1311 aparece como una de las parroquias del arciprestazgo de Jaén.

En la segunda mitad del siglo XV, durante la guerra entre la nobleza y el rey Enrique IV, Cazalilla es nombrada en diversas ocasiones en relación a su castillo. Uno de los hechos más significativos fue el acaecido el 23 de diciembre de 1471, en el que Fernando de Acuña, hijo del conde de Buendía, sobrino del arzobispo de Toledo, fue prendido por el alcalde del castillo Diego de Frías, y se lo entregó al condestable Iranzo. De este castillo tan sólo queda el dibujo realizado por Ximena Jurado en el s. XVII.

Este no fue el único castillo que existió en época medieval en el término de Cazalilla, a unos cinco kilómetros se encontraba el Castillo de María Martín, del que prácticamente ha desaparecido su torre hecha de mampostería irregular.

En la Edad Moderna la localidad sigue las pautas del resto de la provincia, recuperación socioeconómica en el XVI y depresión en el XVII y parte del XVIII. Un hecho cabe destacar en el s. XVII el cambio institucional a villa, su segregación jurisdiccional de la ciudad de Jaén, a la que hasta la fecha había pertenecido en calidad de aldea.

En el término municipal de Cazalilla está documentada la presencia humana desde la Edad del Cobre (III milenio a C.), tanto por la cerámica de este periodo recogida en su casco urbano como por el asentamiento del cerro de la Coronilla en el cortijo de la Atalaya, situado sobre una colina con amplio control visual y fortificado. En torno al II milenio este centro se abandonó y volvió a ser ocupado a finales del VI a C, en la etapa más antigua de la cultura Ibérica. En Época Romana existió un poblamiento disperso, probablemente villas, una de ellas situada en el actual emplazamiento de Cazalilla. De época árabe se encontró en la localidad una lápida sepulcral con el epitafio de un individuo llamado Ahmad b. Mauro o Mawru que murió en el año 885. Si bien la lápida ratifica la existencia de Cazalilla en época musulmana, los investigadores a la luz del análisis del término Mauro o Mawru, opinan que la localidad ya existiría en época visigoda, pues se trata de una apelativo de raíz latina que podría indicar que se trataba de un muladí (cristiano convertido al Islam). En tiempos de la conquista castellana, aparece el nombre de Caztalliella en la delimitación de términos entre Jaén y Martos, termino que se ha identificado con la actual Cazalilla. En el Sínodo de 1311 aparece como una de las parroquias del arciprestazgo de Jaén. En la segunda mitad del siglo XV, durante la guerra entre la nobleza y el rey Enrique IV, Cazalilla es nombrada en diversas ocasiones en relación a su castillo. Uno de los hechos más significativos fue el acaecido el 23 de diciembre de 1471, en el que Fernando de Acuña, hijo del conde de Buendía, sobrino del arzobispo de Toledo, fue prendido por el alcalde del castillo Diego de Frías, y se lo entregó al condestable Iranzo. De este castillo tan sólo queda el dibujo realizado por Ximena Jurado en el s. XVII. Este no fue el único castillo que existió en época medieval en el término de Cazalilla, a unos cinco kilómetros se encontraba el Castillo de María Martín, del que prácticamente ha desaparecido su torre hecha de mampostería irregular. En la Edad Moderna la localidad sigue las pautas del resto de la provincia, recuperación socioeconómica en el XVI y depresión en el XVII y parte del XVIII. Un hecho cabe destacar en el s. XVII el cambio institucional a villa, su segregación jurisdiccional de la ciudad de Jaén, a la que hasta la fecha había pertenecido en calidad de aldea.