ZUFRE: ¿Cómo están ustedes? Bien, supongo. Ese es mi deseo....

¿Cómo están ustedes? Bien, supongo. Ese es mi deseo.

ANTONIO ESCUDERO: Desconozco si te dieron a leer los comentarios del chat al final de tu programa. Todos, empezando por Emigrao, dejamos constancia de que nuestro deseo es que amplíen el tiempo del mismo, porque una hora nos resulta claramente insuficiente. El tiempo se pasó volando. Hubo quien pidió parar el reloj, y quien quería retrasarlo.
Estamos un grupo de amigos, contigo a la cabeza, que pretendemos distraernos y distraer un rato. Creo que sería muy interesante que intervinieran personas naturales del pueblo del que se va a hablar. Lo que no sé es cómo conseguirlo. Quizá invitando al alcalde o algún personaje de dicho pueblo. Es mi opinión y solamente eso.
Como le dicen a Carlos Herrera: ¡Enhorabuena por tu programa!

ISAMARÍA: Supongo que tu madre disfrutaría escuchando el programa, y más viendo como su hija participa en él.
Me dice mi contraria que te haga esta pregunta: ¿Tienes las mismas pestañas que tu madre? Me cuenta que las tenía preciosas.
Ahora permíteme que yo te haga otra pregunta de mi cosecha: ¿Quién preparó en tu casa la cena anoche? Si tanto tú como tu madre estabais pegadas al ordenador, mucho me temo que le tocó a uno que sospecho. Ya, ya; ya sé que me vas a salir por peteneras. Me apunto a llamar ‘asomarse al postigo’ a nuestras apariciones en esta ventanita. (Un postigo no deja de ser eso, una ventana en la puerta).
En El Cerro había una señora (no diré quién), que estaba siempre asomada al postigo; tanto tiempo se pasaba asomada, que empezaron a llamarla ‘el retrato de medio cuerpo’. El Cerro para esas cosas, se las pintaba sólo.

CASTILLEJA: El próximo programa me agradaría escucharte, así, como tú dices, además de cómo escribimos, sabremos cómo hablamos todos los de estos foros. Foto tuya ya tenemos en HR.

A MI CONTRARIA

Así fuiste tú, mujer.
Me diste por vez primera,
un beso en mi primavera,
de aquel encantado ayer.

Beso que arranca el querer,
no es un beso a la ligera,
es la expresión más sincera
que sale de nuestro ser.

Tengo miedo de perder,
-pues la vejez no me espera-
recuerdos de lo que fuera
tu cuerpo al amanecer.

El amor debiera ser
como un reloj sin esfera,
al que pararse pudiera
al momento de nacer.

Mas, nadie tiene el poder,
ni por asomo siquiera,
de pararlo como fuera.
No es fácil de detener.

Autor: Es de cosecha propia.

MARIA LUISA: Nos congratula tu aportación al programa del amigo Antonio. Tiene mérito, al menos yo te lo doy, que desde tan larga distancia, con las diferencias horarias y demás, te impliques en él de la manera que lo haces. Seguro que es la sangre que te hierve en el cuerpo cuando se trata de nuestra tierra, ¿verdad? Mientras más lejos estemos de nuestra patria chica, más sentimos la necesidad de acercarnos a ella.

MARIA: A ver si es cierto lo de ese Hospital que dices quieren hacer en Aracena o Repilado; y, de ser cierto, para cuándo estará en funcionamiento. (He visto como se llaman los de Repilado: Repilenses. No lo había oído jamás) y, cómo esto “viene al consonante”: No nos habéis dicho, ni tú ni M. L. de donde viene vuestro gentilicio ‘moclinos’. Contestanos después de la publicidad, jaja.

EMIGRAO: ¡No me hables de los que ahora, por menos de nada, cogen la baja! En la empresa en que trabajé, Michelín, uno de mis trabajos era llevar la Seguridad Social. Jamás había visto gente más floja que los nacidos en los 75-80. Al primer estornudo ¡baja al canto! Hubo casos de 5 y 6 bajas en un mismo mes. ¿Qué pasó? Que cuando cumplían el contrato (meses), iban a la rue. Pienso, bueno, no, estoy convencido de que la llamada sociedad del bienestar, produce individuos incapaces de vencer adversidades. Hay excepciones, naturalmente. Pero antes, estas excepciones eran la regla. Bueno, tú cúrate bien, que, por tu edad, aún te quedan unas cuantas mañanas que levantarte a las siete.
Creo, amigo Joselito, que necesitas ir al otorrino, ¡Mira que decir que tengo buena voz para el medio! Ya veo que eres muy generoso conmigo.

SEVE: Ayer fuiste el rabeón en el chat de H. R., pero llegaste a tiempo. Nos alegró ver tu mensaje.
Lo que te ocurrió en Cartaya con esos diteros no es lo normal. Y menos ahora que tienes que tener la puerta bien trincada. “Escolta, noi, tanca la porta e porta la clau”, ¿Se dice así?
Yo, euskera no lo aprenderé jamás; no me gusta, además de lo difícil que es; pero ya me hubiera gustado aprender catalá.

CONCHI, RUBÍ, CHARO, DANI, MANOLI, en fin, todos: un abrazo muy gordo. Agur.


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