Era un atardecer,
como otro cualquiera,
se torció, su temprano sol,
ya nada igual era,
se marchitó el cerezo rosa,
lloró de pena la primavera,
era agua de mayo,
que esperada no era,
pero ni este hidrico llover,
aliviaba mi pena,
los campos cubiertos de flores,
pero mi pena grande era,
se habían marchitado,
15 primaveras, que llegaron al cielo
como otro ángel cualquiera,
hasta San Pedro
al abrir las puertas.
¡Él lloró de Pena!
El Poeta
Esa es la vida Yayita.
como otro cualquiera,
se torció, su temprano sol,
ya nada igual era,
se marchitó el cerezo rosa,
lloró de pena la primavera,
era agua de mayo,
que esperada no era,
pero ni este hidrico llover,
aliviaba mi pena,
los campos cubiertos de flores,
pero mi pena grande era,
se habían marchitado,
15 primaveras, que llegaron al cielo
como otro ángel cualquiera,
hasta San Pedro
al abrir las puertas.
¡Él lloró de Pena!
El Poeta
Esa es la vida Yayita.
