Fachada principal de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada restaurada, MOGUER

El edificio, construido en la transición del Barroco al Neoclásico, austero en su planta y alzado, consta de cinco naves, con testero plano. Se cubre con bóvedas de aristas, tanto en la nave central como en las extremas. Las naves colaterales se cubren con bóvedas vaídas, y el crucero con media naranja sobre tambor, en cuyas pechinas se representa el fruto de la granada, elemento iconográfico que da nombre a la titular de la parroquia. Por la fachada en paralelo al Patio de los Naranjos se accede al cementerio, hoy clausurado cuyos nichos sustituirían a partir del último tercio del siglo XVIII los enterramientos particulares de la primitiva iglesia. La arquitectura barroca es un período de la historia de la arquitectura que vino precedida del Renacimiento y del manierismo; se generó en Roma durante el siglo XVII y se extendió hasta mediados del siglo XVIII por los estados absolutistas europeos. La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico que produjo el movimiento neoclásico que comenzó a mediados del siglo XVIII, por una reacción contra el estilo barroco de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos clasicistas nacidos en el barroco tardío. Se prolongó durante el siglo XIX, confluyendo a partir de entonces con otras tendencias, como la arquitectura historicista y el eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores denominan el periodo de la arquitectura neoclásica de la primera mitad del siglo XIX como clasicismo romántico, a pesar del oxímoron, dado que, además de coincidir en el tiempo con el romanticismo, estilísticamente comparte rasgos con la estética romántica, al añadir cierta expresividad y espíritu exaltado a la sencillez y claridad de las edificaciones clásicas grecorromanas. Una bóveda, palabra que procede del latín volta, aunque más apropiadamente de la forma reconstruida volvita, es un elemento constructivo superficial, generalmente elaborado en mampostería o fábrica, en el que sus piezas y componentes trabajan a compresión. Las bóvedas poseen una forma geométrica generada por el movimiento de un arco generatriz a lo largo de un eje. Por regla general este elemento constructivo sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o una serie de pilares alineados. Su problemática constructiva consiste en averiguar el grosor, o resistencia de los muros adyacentes, con el objeto de que puedan soportar el empuje lateral de las bóvedas que soportan. En muchos casos su superficie posee nervios en los que se dirigen y concentran las líneas de empuje. A pesar de su uso extendido en la construcción, su funcionamiento no fue comprendido y explicado por la ciencia hasta bien entrados en el siglo XIX. En las iglesias cuya planta posee forma de cruz latina o griega, se denomina crucero al espacio definido por la intersección de la nave principal y la transversal o transepto. Este espacio se suele cubrir mediante una cúpula alzada sobre un cimborrio o tambor que se sustenta en los arcos torales. De esta manera se obtienen dos efectos: resaltar al exterior el punto de encuentro de las naves con esa especie de torre que se encumbra sobre él, y favorecer la iluminación a través de los huecos abiertos en el propio cimborrio o en la linterna que en ocasiones se intercala entre este y la cúpula. Pechina, en arquitectura, es cada uno de los elementos estructurales y constructivos que resuelve el encuentro entre la base circular de una cúpula y un espacio inferior de planta cuadrada —mediante los arcos torales sobre los que estriba. También permite pasar de una cúpula elíptica a una planta rectangular, o de un tambor poligonal a una base cuadrada.
(21 de Abril de 2019)