Pero donde fue realmente importante el papel de la ciudad es en la conocida como Operación Mincemeat aliada, cuando el servicio secreto británico dejó en la cercana
Punta Umbría los restos de un presunto soldado inglés con documentación falsa, que fue interceptada por los nazis gracias a la ayuda de las autoridades locales, como bien había predicho el
ejército británico. El hecho de que los alemanes creyeran ese montaje fue finalmente crucial para su derrota. Como hemos venido a la Capital, he querido que Platero vea El Vergel... Llegamos despacito, verja abajo, en la grata
sombra de las acacias y de los plátanos, que están cargados todavía. El paso de Platero resuena en las grandes losas que abrillanta el riego, azules de
cielo a techos y a techos blancas de
flor caída que, con el
agua, exhala un vago aroma dulce y fino. ¡Qué frescura y qué olor salen del
jardín, que empapa también el agua, por la sucesión de claros de yedra goteante de la verja! Dentro, juegan los niños. Y entre su oleada blanca, pasa, chillón y tintineador, el cochecillo del
paseo, con sus banderitas moradas y su toldillo verde; el
barco del avellanero, todo engalanado de granate y oro, con las jarcias ensartadas de cacahuetes y su
chimenea humeante; la niña de los globos, con su gigantesco racimo volador, azul, verde y rojo; el barquillero, rendido bajo su lata roja... En el cielo, por la masa de verdor tocado ya del mal del
otoño, donde el
ciprés y la
palmera perduran, mejor vistos, la luna amarillenta se va encendiendo, entre nubecillas rosas.. Platero y yo, elegía andaluza, Juan Ramón Jiménez. 1914. Juan Ramón Jiménez Mantecón fue un poeta español. Ganó el
Premio Nobel de Literatura en 1956, por el conjunto de su obra, entre la cual destaca la narración lírica Platero y yo.