El
edificio en su planta y alzado se corresponde con el modelo
gótico mudéjar sevillano: planta basilical, cabecera cubiertas con
bóvedas de nervios sexpartita mientras que el resto de las naves va cubierto con artesonado de par y nudillo en su parte central y en las dos laterales artesonado a una sola
agua o colgadizo (de herencia hispano musulmana). Dentro de lo que es la planta de la
Iglesia se distingue perfectamente dos zonas: cabecera y naves. La cabecera está dividida en dos tramos: ochavada en el presbiterio y rectangular en el antepresbiterio. Las bóvedas en los dos tramos son de crucería labradas en
piedra caliza cuyos nervios se apoyan en
capiteles adosados al muro y ligados entre sí por medio de una imposta corrida. El elemento de unión entre los dos tramos es un nervio que la convierte en sexpartita. Los pilares adosados que sirven de separación entre el primer tramo y el segundo de la
capilla mayor llevan adosado baquetones y son los encargados de formar el
arco fajón interior y el arco toral, todos de forma ojival. Las tres naves que conforman la
fábrica de la Iglesia se corresponden con una central de mayor altura y dos laterales separadas por pilares que sustentan
arcos apuntados de gran altura y que conforman cinco tramos. El cuarto y quinto tramo añadido en los comienzos del siglo XVI (1508) mantienen el
coro y el trascoro. Los cuatro pilares más cercanos a la zona de presbiterio son de sección cruciforme. En las dos naves laterales son abundantes las
capillas de distintos artistas y dedicadas a distintas vocaciones, algunos de ellos influenciados por los retablistas sevillanos, como por ejemplo, Martínez Montañés.