Buenas tardes a todos los amigos
RAUL: Desconozco si este es tu nombre de pila o tu seudónimo; en cualquier caso, feliz onomástica.
SANTABARBERA: Mariano te pide que le guardes un pan y dos bienas, ¿podría yo hacerte un encargo? Prepárame unos piononos para cuando vaya a Santa Bárbara. Me pusiste los dientes largos hablando de este dulce. Yo, que soy más goloso que las moscas, no pienso morirme sin probarlos en tu pueblo. Bueno, digo en tu pueblo, salvo que tú prefieras darte antes un garbeo por Vitoria, y de paso traer algunos.
CHARO: Se te notó el cambio que experimentaste del inicio al final de tu salida en antena anoche en HR. Ya has visto que el amigo Antonio, te serenó cuanto pudo, y tu cogiste algo más de confianza.
Creo haber confesado públicamente, que cuando estuve con él en la emisora, me dieron tal confianza, empezando por Juan Infante (director), y siguiendo con Antonio Rodríguez, Damy y Angelillo, y por supuesto, nuestro amigo, que me senté ante los micrófonos y con los auriculares puestos, totalmente tranquilo. Si algún día visitas la emisora, verás que lo que te digo es cierto. El amigo Contreras no me dejará mentir.
ANTONIO ESCUDERO: Mi querido amigo, este año que se va me ha quitado lo más grande: UNA MADRE; a cambio me ha regalado un montón de amigos. No podré olvidar nuestro primer encuentro ante la ermita de San Sebastián en Santa Bárbara. Ya sabes cuál es mi fragilidad, pero esas lágrimas me salieron del corazón y no de los ojos. Nos conocemos tan solo hace unos meses, pero tu trato, tu confianza, tus detalles para conmigo, hacen que te considere como a uno de mis mejores amigos. Yo a cambio sólo puedo ofrecerte mi amistad más sincera.
CASTILLEJA: Tú tan profunda como siempre en tus reflexiones. ¡Qué más quisiéramos que estuviera en nuestras manos el cambiar el mundo! Sólo podemos aportar nuestro granito de arena, y ese granito de arena, casi siempre es engullido por los poderosos para que todo siga viento en popa para ellos.
Desgraciadamente hay un hecho constatable: Después de toda gran guerra, los humanos nos unimos más en nuestras desgracias y compartimos aquello de lo que disponemos cada uno.
Pero pasado algún tiempo, el egoísmo vuelve a hacer acto de presencia.
Bueno, aquí está mi fin de etapa hoy. Seguid siendo felices. Un abrazo y Agur.
RAUL: Desconozco si este es tu nombre de pila o tu seudónimo; en cualquier caso, feliz onomástica.
SANTABARBERA: Mariano te pide que le guardes un pan y dos bienas, ¿podría yo hacerte un encargo? Prepárame unos piononos para cuando vaya a Santa Bárbara. Me pusiste los dientes largos hablando de este dulce. Yo, que soy más goloso que las moscas, no pienso morirme sin probarlos en tu pueblo. Bueno, digo en tu pueblo, salvo que tú prefieras darte antes un garbeo por Vitoria, y de paso traer algunos.
CHARO: Se te notó el cambio que experimentaste del inicio al final de tu salida en antena anoche en HR. Ya has visto que el amigo Antonio, te serenó cuanto pudo, y tu cogiste algo más de confianza.
Creo haber confesado públicamente, que cuando estuve con él en la emisora, me dieron tal confianza, empezando por Juan Infante (director), y siguiendo con Antonio Rodríguez, Damy y Angelillo, y por supuesto, nuestro amigo, que me senté ante los micrófonos y con los auriculares puestos, totalmente tranquilo. Si algún día visitas la emisora, verás que lo que te digo es cierto. El amigo Contreras no me dejará mentir.
ANTONIO ESCUDERO: Mi querido amigo, este año que se va me ha quitado lo más grande: UNA MADRE; a cambio me ha regalado un montón de amigos. No podré olvidar nuestro primer encuentro ante la ermita de San Sebastián en Santa Bárbara. Ya sabes cuál es mi fragilidad, pero esas lágrimas me salieron del corazón y no de los ojos. Nos conocemos tan solo hace unos meses, pero tu trato, tu confianza, tus detalles para conmigo, hacen que te considere como a uno de mis mejores amigos. Yo a cambio sólo puedo ofrecerte mi amistad más sincera.
CASTILLEJA: Tú tan profunda como siempre en tus reflexiones. ¡Qué más quisiéramos que estuviera en nuestras manos el cambiar el mundo! Sólo podemos aportar nuestro granito de arena, y ese granito de arena, casi siempre es engullido por los poderosos para que todo siga viento en popa para ellos.
Desgraciadamente hay un hecho constatable: Después de toda gran guerra, los humanos nos unimos más en nuestras desgracias y compartimos aquello de lo que disponemos cada uno.
Pero pasado algún tiempo, el egoísmo vuelve a hacer acto de presencia.
Bueno, aquí está mi fin de etapa hoy. Seguid siendo felices. Un abrazo y Agur.
