El rey de los cuervos y el rey de los búhos habitaban en un frondoso bosque, cada uno con su respectiva legión de cuervos y búhos.
Siempre habían compartido el bosque en completa paz y armonía, pero he aquí que el rey de los cuervos y el rey de los búhos se encontraron un buen día y, tras saludarse cortésmente, empezaron a intercambiar impresiones.
El rey de los cuervos preguntó intrigado:
- ¿Por qué trabajáis por la noche tú y tú legión de búhos?
- ¡Pero qué dices! –replicó el búho sorprendido-. Sois vosotros los que trabajáis por la noche. Nosotros siempre lo hacemos de día. No mientas con tato descaro.
Y los dos monarcas se enzarzaron en una amarga discusión, ambos convencidos de trabajar de día.
La discusión se fue haciendo tan violenta que la legión de los cuervos y la legión de los búhos se situaron frente a frente para enfrentarse en contienda.
En esa situación tan crítica, pasó por allí un apacible cisne que, una vez al corriente de lo sucedido y del porqué de la disputa, dijo:
-Calmaos todos, queridos compañeros -Y dirigiéndose a los reyes, agregó-: No debéis pelear, ya que los dos tenéis razón. Ambos trabajáis de día desde la perspectiva de cada uno.
Si te aferras a tu personal punto de vista, carecerás de ojos para examinar el ajeno y te volverás dogmático.
Hay que aprender a ver los distintos aspectos de una misma realidad, porque el todo trasciende las partes y cuando sólo se mira a través de los propios esquemas, nunca se obtiene una visión completa de las cosas.
Siempre habían compartido el bosque en completa paz y armonía, pero he aquí que el rey de los cuervos y el rey de los búhos se encontraron un buen día y, tras saludarse cortésmente, empezaron a intercambiar impresiones.
El rey de los cuervos preguntó intrigado:
- ¿Por qué trabajáis por la noche tú y tú legión de búhos?
- ¡Pero qué dices! –replicó el búho sorprendido-. Sois vosotros los que trabajáis por la noche. Nosotros siempre lo hacemos de día. No mientas con tato descaro.
Y los dos monarcas se enzarzaron en una amarga discusión, ambos convencidos de trabajar de día.
La discusión se fue haciendo tan violenta que la legión de los cuervos y la legión de los búhos se situaron frente a frente para enfrentarse en contienda.
En esa situación tan crítica, pasó por allí un apacible cisne que, una vez al corriente de lo sucedido y del porqué de la disputa, dijo:
-Calmaos todos, queridos compañeros -Y dirigiéndose a los reyes, agregó-: No debéis pelear, ya que los dos tenéis razón. Ambos trabajáis de día desde la perspectiva de cada uno.
Si te aferras a tu personal punto de vista, carecerás de ojos para examinar el ajeno y te volverás dogmático.
Hay que aprender a ver los distintos aspectos de una misma realidad, porque el todo trasciende las partes y cuando sólo se mira a través de los propios esquemas, nunca se obtiene una visión completa de las cosas.
