PEDRO MARTINEZ: ‘Los calcetines de Santa Claus’...

‘Los calcetines de Santa Claus’

Cuenta una preciosa leyenda turca que hace mucho, pero que mucho tiempo, una familia formada por un padre y sus tres hijas vivían en una humilde casa en los valles de Licia.

El hombre se había quedado viudo y trabajaba todo el día, pero no tenía dinero para regalar a sus hijas como dote para cuando alguna de ellas quisiera casarse.

La familia era tan pobre, que las chicas solo tenían unas botas de invierno cada una, y estaban tan gastadas, que cada vez que salían de la casa, regresaban con los calcetines empapados por culpa de la nieve.

Un día de Nochebuena, las chicas llegaron a mediodía llorando. Se quitaron las botas y colgaron sus calcetines junto a la chimenea, para que se secaran. Su padre, entristecido, les preguntó qué sucedía…

– Padre- dijo la mayor de las hermanas- Estoy muy enamorada de un joven soldado, pero no podré casarme con él porque no tengo dote que entregarle.

– Y yo… -continuó la hermana mediana- yo estoy tremendamente enamorada del maestro de la escuela, pero me sucede lo mismo que a mi hermana.

– A mi me pasa lo mismo- añadió la hermana pequeña- Me encantaría casarme con mi novio, el músico, pero no podré casarme nunca con él…

Al padre de las chicas estaba tan triste que también comenzó a llorar con ellas:

– Perdonadme, hijas mías, porque no tengo dinero que entregaros. ¡Lo siento tantísimo!

Pero ese día, pasaba por allí el obispo de aquella región, el obispo Nicolás (al que después todos comenzarían a llamar Santa Claus).

El obispo lo escuchó todo, porque la familia había dejado la ventana abierta. Y como el hombre era muy bondadoso, decidió entrar en la casa esa misma noche para dejar a las chicas un regalo.

Santa Claus no quería llamar la atención, así que aprovechó que la chimenea estaba apagada, para colarse por allí. Vio los calcetines de las muchachas y las llenó de monedas de oro.

Las muchachas, al despertarse, el día de Navidad, no podían creer lo que veían: ¡tenían dinero suficiente para casarse!

Santa Claus, al comprobar la felicidad que había originado en aquellas muchas, decidió que a partir de entonces, dejaría regalos en la noche de Navidad a las familias más necesitadas.

Y así fue cómo surgió la tradición de dejar unos calcetines para que Santa Claus dejara sus regalos de Navidad.


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