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PEDRO MARTINEZ: Vamos a conocer La Alcaicería. sitios que visitamos...

Vamos a conocer La Alcaicería. sitios que visitamos cuando vamos a Granada

Su nombre actual, según unos autores, es una deformación de Qaysaryya, que quería decir “lonja de mercaderes” de paños, sedas, linos, etc.; en cambio, otros autores relacionan el nombre con la palabra al-Kaisar-ia, “casa del César”, porque el emperador Justiniano concedió a los árabes el privilegio de manufacturar y comerciar la seda. Por lo que Alcaicería vino a designar el lugar en que se vendía la seda, pues existen alcaicerías en muchos otros sitios musulmanes. Estas alcaicerías frecuentemente se situaban en el corazón de la ciudad, cerca de una fonda o alhóndiga, (fondak) para alojamiento de los mercaderes. Eran cerradas durante la noche y sus puertas eran vigiladas por guardias.
La de Granada era de este tipo y figuró entre las más celebres, tanto por su actividad comercial como por la riqueza de los géneros que vendía. Se comunicaba con la fondak del Carbón por el puente del mismo nombre. Estaba protegida a modo de ciudadela, formando un cuadrilátero con frentes al Zacatín (Saqqâtîn), Tinte (Darbalcata), Oficios y Bib-Rambla, y tenía nueve puertas. En la calle Oficios se hallaba la mezquita Mayor (hoy Sagrario). La calle principal se llamaba de los Sederos y, desde ella hasta la plaza de Bib-rambla, había calles de Traperos, Algodoneros y Lineros; la alhóndiga del Lino, la calle de Hamiz-minaleyman, etc. En el siglo XVI tenía cerca de 200 tiendas, todas de pequeño tamaño. A la hora de la oración se cerraban todos los establecimientos y puertas, quedando al cuidado de la guardia con sus perros de presa.
Tras la conquista por los Reyes Católicos, pasó a denominarse Real Sitio y Fuerte de la Alcaicería de Granada y se puso bajo el gobierno de los Marqueses de Mondéjar. Tenía la Alcaicería jurisdicción exenta y grandes privilegios, pues al depender del real Patrimonio, - la Corona cobraba renta y tributo de cada tienda- la Corona nombraba a un alcaide que pertenecía siempre a la nobleza y residía en el recinto comercial.
Hasta el siglo XVII los comercios era casi exclusivamente de sedas, pero luego comenzaron a aparecer oficios distintos, debido a la decadencia de la industria sedera, quedando reducida a una pequeña parte, entre la calle Sederos y la del Tinte, (donde se situaban los xelices, gelices o posaderos), con su pequeño Oratorio y aduana. Existió una ermita en la calle que lleva ese nombre. Se trataba de la ermita del Santo Cristo del Rescate, erigida a finales del siglo XVII y ampliada en 1743.
Una noche de 1843 se inició un incendio en un comercio de fósforos de cartón en la Calle Mesones y destruyó la Alcaicería. Al poco tiempo se reedificó, de la mano de los arquitectos Salvador Amador, Juan Pugnaire, Baltasar Romero y José Contreras, adoptando su forma actual. Se alinearon algunas de sus calles y se construyeron nuevos edificios, pero perdiendo toda la importancia que había adquirido a través de los tiempos. El Ayuntamiento intentó revivir el gran bazar en 1943. Hoy solo permanecen las calles Paños y Ermita, con entrada por Bib-Rambla y otra perpendicular a estas con entrada por el Zacatín. Dentro del recinto está la recoleta y bella placeta conocida como Placeta de la Seda, con todo su tipismo y encanto.