monolor te acuerdas de la loca el charra, una vez ivamos a por leche a casa de
manuel el moreno que vivia casi al lado de la loca, era en el verano, cuando
la gente echa la siesta, iva mi hermana veva, una hija de juan el de iche y yo
cuando llegamos a su puerta mi veva como era un demonio se asomó por la ventana
y le dijo loca el charra y echaron a correr yo como no podia me quedé en su
puerta y salio la loca no se como no me cague las patas abajo de las cosa que decia.
manuel el moreno que vivia casi al lado de la loca, era en el verano, cuando
la gente echa la siesta, iva mi hermana veva, una hija de juan el de iche y yo
cuando llegamos a su puerta mi veva como era un demonio se asomó por la ventana
y le dijo loca el charra y echaron a correr yo como no podia me quedé en su
puerta y salio la loca no se como no me cague las patas abajo de las cosa que decia.
Sensi, tengo yo otra anécdota de la loca del charra, una vivencia propia como la tuya: Esta mujer estuvo recluída en la casa de Rabillo o de la Repela, junto a la antigua casa del cura. Una noche de verano, estábamos Don Serafín, los seminaristas (Pepe y Antonio de Juanillo mónito, Segurilla, Pepe Titos, Victor, Manolo de la Angusticas del Moruno) y yo sentados al fresco en la puerta del Cura. Comenzó la loca a cantar y cantando estuvo largo rato. De pronto se hizo un silencio absoluto... Suspense. Don Serafin me dijo: Pepe, tú que estás más cerca ve con sigilo y mira por el ojo de la cerradura a ver qué está haciendo.
Obediente voy, me asomo y... ella también estaba mirando desde dentro por el ojo de la cerradura ¡qué horror! ojo frente a ojo y de pronto el grito estruendoso de loca: ¿Eeeeeeeeeeeeeeh? ¡Mierda! Don Serafin de un saltó se plantó dentro de la casa, los seminaristas se fueron corriendo hacia la plaza y yo hice otro tanto hacia mi casa. Creo que en todo el verano nadie osó sentarse al fresco nuevamente, y eso que la estación acababa de comenzar.
Feliz Nochevieja.
Pepemg
Obediente voy, me asomo y... ella también estaba mirando desde dentro por el ojo de la cerradura ¡qué horror! ojo frente a ojo y de pronto el grito estruendoso de loca: ¿Eeeeeeeeeeeeeeh? ¡Mierda! Don Serafin de un saltó se plantó dentro de la casa, los seminaristas se fueron corriendo hacia la plaza y yo hice otro tanto hacia mi casa. Creo que en todo el verano nadie osó sentarse al fresco nuevamente, y eso que la estación acababa de comenzar.
Feliz Nochevieja.
Pepemg
