APEGO A LAS ROSAS
Había una vez dos
amigos que tenían una gran tendencia hacia la mística. Con el paso de los años, cada uno de ellos consiguió adquirir una pequeña parcela de terreno donde poder retirarse a meditar tranquilamente el resto de su vida. El primer
amigo tuvo la idea de plantar un rosal y tener rosas, pero enseguida rechazó este propósito, pensando que las rosas le originarían apego y terminarían por encadenarlo, algo que él no deseaba, pues su mente debía estar libre para la meditación.
... (ver texto completo)