PEDRO MARTINEZ (Granada)

Paisajes desde el Mencal
Foto enviada por sensi

Vive de manera que puedas mirar fijamente a los ojos de cualquiera y mandarlo al diablo..
La hojita de abedul cantante

Había una vez un rey que tenía tres hijas. De las tres, la hija menor era ‘su ojito derecho’.

Un día, el rey tuvo que partir de viaje a otra ciudad, y les dijo a sus hijas que pidieran algo para traer a su vuelta. La hija mayor pidió una rueca de oro. La hija mediana, una bobina de hilo de oro. Pero la hija menor pidió una hojita de abedul cantante y tintineante.

El monarca no tuvo problemas para encontrar los dos primeros regalos, pero no conseguía dar con el deseo de su hija menor. Ya de vuelta, el rey paró a descansar junto a un árbol. Bajo sus ramas dormía un perro negro. El perro entonces se percató de la tristeza del hombre:

– ¿Qué le pasa, majestad?- dijo el perro.

– Oh, es que estoy muy triste porque no consigo encontrar lo que me pidió mi hija…

– ¿Y qué es?

– Una ramita de abedul cantante y tintineante.

– Vaya, ¡estás de suerte! Este árbol es un abedul y tiene ese tipo de hojas que buscas. Te daré una, a cambio de algo: debes entregarme en el plazo de un año, lo primero que salga a tu encuentro al regresar al castillo.

El rey, que pensó que la primera en salir a su encuentro sería su perra, aceptó, y llegó al castillo muy contento.

Pero su sorpresa fue cuando vio que le abrazaba su hija pequeña, la primera en salir corriendo a recibirle. Él la empujó asustado y desde entonces, su rostro entristeció y su hija temía haber hecho algo malo.

Los días pasaban y la mujer del rey, insistía:

– No sé por qué no me cuentas qué sucede… No es normal que estés así…

Ya cuando quedaban pocos días para que se cumpliera el plazo impuesto por el perro negro, se lo contó a la reina. Ella tuvo una idea:

– ¡Le entregaremos a la hija del cuidador de ocas! No notará la diferencia…

Y así hicieron. El perro negro se presentó puntual justo cuando pasó un año desde que el rey le hiciera la promesa. Y la hija del cuidador de ocas se montó en su lomo.

El perro llegó hasta el abedul, que en realidad era mágico. Nadie podía mentir bajos sus ramas. Entonces, la joven dijo:

– Oh, cómo me gustaría que mi padre viera este hermoso prado. Aquí sus ocas serían felices.

– ¿Sus ocas?- preguntó el perro extrañado.

– Sí- respondió la chica- Mi padre cuida las ocas del rey…

El perro regresó con la joven y se la entregó al cuidador de ocas. Exigió al rey que le entregara a su hija. Entonces, la reina reaccionó con rapidez y le entregó a la hija del leñador.

Pero el perro la llevó hasta el árbol y escuchó como ella decía:

– Mi padre haría hermosos muebles con la madera de este precioso árbol…

El perro, enfadado, exigió al rey a su verdadera hija y éste no tuvo más remedio que entregársela.

La princesa se subió al lomo del perro negro y éste la llevó hasta una cabaña en el bosque. La joven sin embargo se dio cuenta de que no podía salir y que además estaba sola.

– ¡Si al menos tuviera alguien con quien conversar!- se lamentó.

Entonces apareció una anciana pordiosera a su lado y le dijo:

– No te asustes. Yo te daré compañía. En realidad no estás en una cabaña. Es un palacio encantado. Todos estamos embrujados. El perro es en verdad un príncipe que solo recupera su forma humana por la noche… Y este bosque es una ciudad.

– ¿Y no se puede romper el hechizo?- preguntó entonces la princesa.

– Sí. El príncipe vendrá por la noche y llamará a la puerta. No debes dejarle entrar, aunque te lo suplique. Tienes que hacer esto durante tres noches seguidas. Y a la tercera noche, quemar la piel de perro que aparecerá en el cuarto.

– ¡Oh! ¡Lo haré!- dijo entusiasmada la chica.

– Eso sí… recuerda invitarme a tu boda cuando te cases con el príncipe. No te avergüences de mí y serás bendecida.

La princesa hizo lo que la anciana le dijo. Esperó al tercer día y no abrió la puerta al príncipe. Entonces, quemó la piel de perro y de pronto todo recuperó su aspecto normal.

Los príncipes anunciaron poco después la boda y la joven no olvidó invitar a sus padres y a sus hermanas. Y por supuesto, ordenó llamar a la anciana del bosque y reservó para ella el mejor sitio de la mesa.

Su madre y hermanas se espantaron al verla, y la anciana dijo:

– Tu gesto bondadoso merece mi bendición, princesa, pero el gesto de desagrado de tu madre y tus hermanas. Ellas serán castigadas…

De esta forma, los recién casados fueron felices el resto de sus días mientras que a su madre y hermanas les salió una fea chepa en la espalda ... (ver texto completo)
Si algún día llegaras a tropezar, has como el sol que cae todas las tardes pero que se levanta cada amanecer mas brillante que nunca..
Al final, en la vida, lo único que realmente importa es quedarse con esas personas, que cada día deciden caminar contigo, entre tus llantos y tus sonrisas...
Cuando necesites decir la verdad, ten el valor de abrir el corazón a la vez que tu boca. Cuando necesites oir la verdad, ten la fortaleza para abrir tus oídos y cerrar tu boca.


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