En la
plaza de Alonso Cano, frente a la
puerta de la
Iglesia del Sagrario, y a espaldas del
palacio arzobispal, encontramos una
escultura que pasa desapercibida, la obra que homenajea al artista Alonso Cano.
El
Monumento a Alonso Cano, es una escultura de busto en semiperfil, con la cabeza levemente girada hacia la izquierda. En una mano porta una maza de cantero y en la otra un plano. La obra mide 2,5 m, y se sitúa sobre un pedestal de
piedra. Está realizada en piedra gris de
Sierra Elvira, mientras que la cabeza y las manos son de mármol gris de Carrara.
La Obra fue encargada por el alcalde Gallego Burín al
escultor granadino Antonio Cano Correa en 1943. El monumento fue inaugurado en 1945.
Alonso Cano
Alonso Cano está considerado uno de los artistas más completos del siglo de Oro español. Nació en
Granada el 19 de Marzo de 1601, y fue bautizado en la Iglesia de
San Ildefonso. Su padre, el retratista Miguel Cano, influenció en su futuro profesional.
Se marchó con trece años, junto a su
familia, a
Sevilla, donde profundizó en su vocación en los talleres de Francisco Pacheco y Martinez Montañés.
Se casó dos veces con mujeres pertenecientes a
familias de artistas.
MONUMENTO A ALONSO CANO
MONUMENTO A ALONSO CANO
Su vida marital estuvo rodeada de mucha polémica. Su primer matrimonio fue con María de Figueroa, de tan solo 12 años de edad, que apareció muerta dos años después. Su segundo matrimonio, con María Magdalena de Uceda, tuvo también un trágico final. María Magdalena apareció asesinada en la cama el 10 de Junio de 1644, con 15 puñaladas que le dio el aprendiz de Cano. En el juicio Alonso Cano quedó absuelto, aunque gravemente tocado por las habladurías, ya que se consideró que él fue el inductor de tan vil asesinato.
Tres años después, le nombraron Mayordomo de la Cofradía religiosa de Artistas Madrileños, y gozó de la
amistad del Conde Duque de Olivares, de Velázquez y del rey Felipe IV. Esté último lo recomendó para que fuera nombrado en 1652 el Racionero Mayor de la
Catedral de Granada. En la primera planta de la
torre de la Catedral granadina le instalaron su estudio y vivienda. Empezó haciendo el facistol del
coro, las
lámparas de plata del
altar mayor y los siete grandes lienzos de la Vida de la
Virgen para la
Capilla Mayor. Durante este periodo de su vida en Granada hubo muchos tiras y aflojas entre Cano y el Cabildo Catedralicio, hasta que en 1664 los canónigos lo echan de su vivienda y se marchó a
Málaga.
Antes de morir en, en 1667, su
Casa de la
Calle Santa Paula, fue nombrado maestro mayor de la Catedral de Granada, y se le encargaron las trazas de su
fachada principal, que nunca vería hecha, pues murió el 3 de octubre de ese mismo año. Fue enterrado en la cripta de la catedral granadina.
Su fuerte carácter, a veces incluso un temperamento colérico, junto con su terquedad, autosuficiencia, e ingenio hicieron que se forjaran en torno a su persona oscuras leyendas.