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ALICUN DE ORTEGA: SI POLITICOS Y MEDIOS ATIZAN EL CHOQUE, SI SE CRIMINALIZAN...

Yo como alicunero andaluz y español. Me siento abochornado avergonzado frustrado y ninguneado por un gobierno movido como una marioneta en manos de un puñado de nacionalista. Dos andaluzas Carmen calvo y María Jesús montero negociando el separatismo catalán las que van a Andalucía y son lo más español que te puedas echar en la cara. Claro que sí su españolidad es como su andalucismo es como una moneda falsa. Fijaos su falsedad que en tres mese pasa de pedir 4.000 millones para Andalucía a robarle 550 y si este personaje se fuese a Italia iría torcida como la torre pisa y si fuera a Francia sería el ascensor de la torre eiffel.

SI POLITICOS Y MEDIOS ATIZAN EL CHOQUE, SI SE CRIMINALIZAN PUEBLOS O GRUPOS SOCIALES, SE CONTIBUYE A DESTRUIR.
El antídoto contra la violencia es la palabra.
Hace meses que Catalunya vive trastornada por una sentencia que no ha dejado indiferente a nadie. Las reacciones han llegado sobre todo, y de manera multitudinaria, por la vía de la protesta social pacífica, pero también ha habido una violencia desatada, sobre todo a cargo de grupos de personas jóvenes, que la han tomado como bandera. Desde hace dos años a fuego lento, se ha cocido una creciente tensión social y política que ha desembocado en la compleja y difícil situación en que nos encontramos. Se ha puesto en evidencia que la vía judicial está agotada y que queda, como único recurso, la vía política: una mesa de diálogo entre los gobiernos catalán y español. Aquello que ya se sabia desde el principio, ha quedado confirmado. No hay alternativa a la negociación. Hace falta la vuelta de la palabra. La violencia afecta a todo el mundo, sacude el conjunto del cuerpo social, nos vulnera a todos. Nadie queda inmune ante la violencia que ve, hace o recibe. Por eso no hay dos tipos de violencias, la inadmisible y la que se puede justificar como si fuera inevitable. No hay una violencia de los "malos" y una violencia de los "Buenos". La violencia siempre es un mal objetivo y, por lo tanto, en ningún caso admite una justificación. Si se la justifica o se la tolera, se da entrada a la hidra de siete cabezas, un cáncer que tiende a extenderse y ocupar nuevos espacios. Decir, por ejemplo, que la violencia es una "forma de expresión" equivale a ponerla al mismo nivel de la palabra. Y precisamente la violencia es lo contrario de la palabra. Una sociedad se agrieta cuando se le inoculan sentimientos de rencor y odio, cosa que lleva a conductas y palabras violentas.
Si eso sucede, el espíritu crítico de la persona en relación con los propios comportamientos se diluye. Las ideas, sociales, políticas y económicas dominan tanto el pensamiento y el deseo que pasan a ser un absoluto que se impone de manera acrítica. Se funde poco a poco la reflexión sobre los propios actos, y desaparece la valoración moral de los comportamientos que tenemos. Se produce un vacío ético: todo vale para conseguir las finalidades deseadas. En ese marco la violencia se convierte en una "solución" que algunos consideran la única posible. Entonces no queda espacio para una de las virtudes morales más necesarias: el dominio de uno mismo. Cuando los ojos quedan cegados, solo se ve aquello que se quiere ver. Además de la violencia interior y exterior está la violencia verbal o gestual, precursora de la acción violenta. Aquello que se dice crea realidad, no es una simple convención lingüística. Por eso el insulto no es nunca intranscendente: el menosprecio o el escarnio, la prepotencia o la humillación aleatoria del otro son como puñales que se clavan. La descalificación del otro contiene una alta dosis de violencia —te puedes acabar acostumbrando— sin ser consciente de la gravedad que comporta. En consecuencia, los responsables políticos y los medios de comunicación tienen una responsabilidad añadida, ya que son fuentes de información de los ciudadanos y contribuyen a crear opinión. Si desde las tribunas publicas se atiza el enfrentamiento entre personas, si se criminalizan pueblos o grupos sociales, se contribuye a destruir el proyecto de vivir juntos.
La respuesta a la violencia pasa por una palabra veraz, no contaminada, capaz de construir y no de destruir, de acercar y no de alejar. La palabra es el antídoto, lo único, capaz de vencer a la violencia.
No os canso más. Buen fin de semana. Aprendizdeescribidor
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
".... el antídoto contra la violencia... es la palabra..." Cuanta razón tiene Ud.! Pero por favor, contésteme Ud. a una pregunta... LA PALABRA DE QUIEN?

EL VALOR DE LA PALABRA.

Buenas tardes amigas y amigos del Foro. Buenas tardes Sr. Escribidor. En su expléndida disertación politica sobre el tema de Cataluña, hace Ud. del valor de la palabra el centro de la misma y el centro de la cuestión. Para algunos, las palabras no son mas que sonidos que emergen de su boca, sin embargo, para otros representan ... (ver texto completo)