Y seguirás tú, hombre trabajador y sencillo de mi pueblo.
Hecho de "raices de encina". Hiciste famosa a tu tierra por tu trabajo duro y casi constante. ¿lo recuerdas?
No le des cuerda al lucero,
ni al gallo de la majada,
son relojes que no fallan,
al llegar la madrugada.
Alborada de las noches
en que es eterna la calma,
donde el silencio se cuela,
por las rejillas del alma.
Que duras se hacen las noches
de invierno en la madrugada,
cuando la luna desnuda
se pasea en la cañada.
Péndulo son las estrellas
de un reloj que siempre marcha,
hasta que el alba lo envuelve
en lienzo blanco de escarcha.
Aprisa gañán despierta
retira ya la almohada,
la mula está relinchando
por la paja y la cebada.
¿que importa que sean las cuatro o cinco de la mañana?
hay que empezar la faena y terminar la besana.
Cuando enganches las mulillas
para cortar la besana
rompe la tez del terruño
entonando una serrana.
Puedes hablar a los surcos,
de tus sombras del mañana.
Ellos guardarán silencio,
que enterrarán la besana.
Y cuando llegues rendido
después de dura jornada,
piensa que tras el descanso
vendrá... la misma alborada.
Hecho de "raices de encina". Hiciste famosa a tu tierra por tu trabajo duro y casi constante. ¿lo recuerdas?
No le des cuerda al lucero,
ni al gallo de la majada,
son relojes que no fallan,
al llegar la madrugada.
Alborada de las noches
en que es eterna la calma,
donde el silencio se cuela,
por las rejillas del alma.
Que duras se hacen las noches
de invierno en la madrugada,
cuando la luna desnuda
se pasea en la cañada.
Péndulo son las estrellas
de un reloj que siempre marcha,
hasta que el alba lo envuelve
en lienzo blanco de escarcha.
Aprisa gañán despierta
retira ya la almohada,
la mula está relinchando
por la paja y la cebada.
¿que importa que sean las cuatro o cinco de la mañana?
hay que empezar la faena y terminar la besana.
Cuando enganches las mulillas
para cortar la besana
rompe la tez del terruño
entonando una serrana.
Puedes hablar a los surcos,
de tus sombras del mañana.
Ellos guardarán silencio,
que enterrarán la besana.
Y cuando llegues rendido
después de dura jornada,
piensa que tras el descanso
vendrá... la misma alborada.
