Saludos de amistad
BELALCÁZAR
Con Sotomayor llegando,
Se formó en puerta la guardia,
Con lienzos y gallardetes,
Almenas torres, murallas.
A la vista del castillo,
El moro pasmado estaba,
Imaginando la fuerza,
De dentro de la atalaya.
En círculo están las tropas,
Y tanta tierra, ocupaban,
Que en forma de cruz delinean,
Caballeros con sus lanzas.
En la almena con pendones,
Los Zúñiga se asomaban,
Entre fosos, muros, torres,
Reductos y barbacanas.
Entre el pilar y el castillo,
Las calles de Bélalcazar,
Para asombro de los moros,
Babel hermoso de casas.
En la colina de enfrente,
Se produce la encontrada,
Caballeros castellanos,
Cristianos de pura raza.
Y por hablar todo bien,
Cuantos ilustres batallan,
Que siendo todos primeros,
Nadie es segundo en la fama.
Y para fieles memorias,
De tan ilustres prosapias,
Grabaron sobre los canchos,
Sus nombres con la espada
Cárdenas, Castro, Manuel,
García, Méndez, Guevara,
Rodrigo, Cortés y Núñez,
Palafox y los Moncada.
Todos dejaron su nombre,
Con la punta de la espada,
Sotomayor fue el primero,
En divina acción cristiana.
Don Zúñiga lo grabó,
En la faz de la otra cara,
Por el bien que tiene el nombre,
Con su blasón que él ensalza.
Así se formo tú historia.
Condado de Bélalcazar.
Con el castillo y la torre.
Y la fuerza de las armas.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
BELALCÁZAR
Con Sotomayor llegando,
Se formó en puerta la guardia,
Con lienzos y gallardetes,
Almenas torres, murallas.
A la vista del castillo,
El moro pasmado estaba,
Imaginando la fuerza,
De dentro de la atalaya.
En círculo están las tropas,
Y tanta tierra, ocupaban,
Que en forma de cruz delinean,
Caballeros con sus lanzas.
En la almena con pendones,
Los Zúñiga se asomaban,
Entre fosos, muros, torres,
Reductos y barbacanas.
Entre el pilar y el castillo,
Las calles de Bélalcazar,
Para asombro de los moros,
Babel hermoso de casas.
En la colina de enfrente,
Se produce la encontrada,
Caballeros castellanos,
Cristianos de pura raza.
Y por hablar todo bien,
Cuantos ilustres batallan,
Que siendo todos primeros,
Nadie es segundo en la fama.
Y para fieles memorias,
De tan ilustres prosapias,
Grabaron sobre los canchos,
Sus nombres con la espada
Cárdenas, Castro, Manuel,
García, Méndez, Guevara,
Rodrigo, Cortés y Núñez,
Palafox y los Moncada.
Todos dejaron su nombre,
Con la punta de la espada,
Sotomayor fue el primero,
En divina acción cristiana.
Don Zúñiga lo grabó,
En la faz de la otra cara,
Por el bien que tiene el nombre,
Con su blasón que él ensalza.
Así se formo tú historia.
Condado de Bélalcazar.
Con el castillo y la torre.
Y la fuerza de las armas.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
