Siguen sin cosechar algunas uvas
maduras en la parra y el perfume
opulento del nardo
se pierde entre las zarzas. Lo llamamos
otoño. Alguien aquí
tenía que quedarse y rendir cuentas
de momentos tan frágiles,
alquien también que cuando llegue el día
de salir al encuentro del
invierno
y rendirle la
plaza de la vida,
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