Jose velarde poeta conileño 1878
Mirando al
mar, y viéndose en el
río
Las horas en que lo alza la marea,
Al fin el
pueblo, entre feraz plantío,
Una
casa humildísima blanquea.
Compónenla una sala y dos alcobas,
En las cuales, por gala,
De cal consume al año cien arrobas
La mujer que sin tregua las encala.
Mansiones que están siempre en penumbra,
Pues sólo por la
puerta de la sala
Entra la claridad que las alumbra.