Se trata de la parte más moderna de todo el conjunto. Tras la toma de
Almería el 26 de diciembre de 1489, los Reyes Católicos mandaron construir un
castillo en la parte más occidental y elevada, adaptado a las nuevas necesidades
militares y a la artillería. Se empezó a construir en 1490 y se acabó en 1534, reinando Carlos I. A este espacio, protegido por tres
torres semicirculares, llamadas del
Homenaje, de la
Noria y de la Pólvora, y un foso, se accedía a través de un
puente levadizo.